XVI
EDICIÓN DE LOS PREMIOS GOYA
Amenábar
arrasa en los Goya
'Los
otros' gana ocho de los quince premios a los que optaba, entre ellos los
tres más importantes
J. R. MANTILLA
/ M. MORA |
Madrid
Los
otros fue ayer consagrada como la gran película española
de 2001 en la XVI edición de los premios Goya, celebrada anoche
en Madrid. El filme de Alejandro Amenábar logró 8 de los
15 galardones a los que era candidata, entre ellos los tres grandes:
mejor película, mejor director y mejor guión original. De
los premios importantes, sólo le faltó a Los otros
el de la mejor actriz, que no fue para Nicole Kidman sino para Pilar López
de Ayala, máximo (y casi único) estandarte de Juana la
loca, filme que obtuvo tres de los 12 premios por los que competía.
Las otras grandes perdedoras de la noche fueron Sin noticias de Dios
(ningún premio de 11 candidaturas) y Lucía y el sexo
(dos de diez).
El
productor de Los otros, José Luis Cuerda, se acordó,
al agradecer el premio a la mejor película, de los goyas
ganados por Tesis, primera película de Amenábar, "sin
los cuales no habríamos estado aquí hoy". Cuerda destacó
"el trabajo honesto y hecho con una profesionalidad a prueba de nacionalidades".
Y, sobre todo, "el talento y la bondad de Alejandro".
Pedro
Almodóvar, ganador del año pasado, entregó el premio
al mejor director en "el momento más tenso de la noche". Amenábar
se impuso a Vicente Aranda, Agustín Díaz Yanes y Julio Medem.
El
joven talento, de 29 años, que estaba aparentemente tranquilo, agradeció
el premio a Cuerda, a su equipo técnico y a su familia, "responsable
de esta cabecita tan extraña".
Relajado
y contento, Amenábar compareció después ante la prensa
para anunciar "el final de un largo viaje".
Los
otros destacó también por sus premios técnicos:
fotografía, montaje, sonido, dirección de producción
y dirección artística. Amenábar no ganó el
premio a la música original (fue para Alberto Iglesias, por Lucía
y el sexo), pero logró el de guión original, que dedicó
a sus amigos, a sus productores y al traductor al inglés, Walter
Leonard.
Eduard
Fernández, protagonista de Fausto 5.0, logró el premio
al mejor actor. Fernández, actor de la cantera del Teatre Lliure,
estuvo generoso y sobrio como Pilar López de Ayala: los dos se acordaron
de sus rivales. La actriz, que ya ganara en San Sebastián la Concha
de Plata, prometió ante los periodistas "salir y beber para celebrar
el premio", y luego dio un elocuente morreo a la estatuilla.
La
actriz revelación, Paz Vega, dio una de las alegrías de la
noche. La sevillana no pudo dominar las escasas dimensiones de su vestido,
dejó ver el pecho que no enseñaba en el cartel publicitario
de Lucía y el sexo, fue jaleada con gritos de guapa y finalmente
hizo una dedicatoria-río, en la que incluyó a su padre banderillero
y a su hermana bailaora.
Los
Goya 2002 fueron también uno de los más políticos
de los últimos tiempos. Abdel Aziz, uno de los actores naturales
del filme En construcción, recogió el premio al mejor
documental en nombre del director, José Luis Guerin, y denunció
"la persecución nazi del genocida Ariel Sharon, protegido por Occidente,
contra los palestinos".
También
fueron abundantes las referencias a la situación de Argentina. Leonardo
Sbaraglia (actor revelación), Eduardo Mignona (mejor película
foránea de habla hispana) y Juan Diego Botto, que entregó
uno de los premios, se acordaron de la crisis del país. Botto dijo:
"En Argentina se devalúa todo menos el cine, las cacerolas y la
banca".
La
gala fue larga, como siempre. Pero tuvo momentos divertidos. Rosa María
Sardá condujo con su eficacia y sarcasmo habituales. Y no faltó
el infalible Gran Wyoming, que dedicó a sus hijos "el Goya al mejor
repartidor de goyas", cuando cantó el galardón al mejor intérprete
de reparto. Lo ganó Emilio Gutiérrez Caba, por segundo año
consecutivo, pero no asistió. Sardá también pilló:
mejor actriz secundaria. Cruzó los dedos y le dio resultado.
Los
prolegómentos fueron el habitual paseo de celebridades, famosos
y famosuelos. Entre los trajes, ganó Sybilla por goleada: vistió
a Pilar López de Ayala, Marisa Paredes y Silvia Abascal, entre otras.
Se vio mucho rojo y negro, aunque nada recordaba a Stendhal. Si acaso,
las lágrimas de James Bentley, coprotagonista infantil de Los
otros, que se asustó a la entrada ante la avalancha de cámaras.
Hubo también mucho escote palabra de honor. La más espectacular
fue Paz Vega, con su traje marrón inexistente pero diseñado
por Ives Saint-Laurent.
El
Goya de Honor, tan emocionante como suele, fue para Juan Antonio Bardem,
patriarca de un gran clan cinematográfico ("somos show people",
dijo). Entre la larga ovación de los asistentes, puestos en pie,
se lo entregaron su hermana Pilar y su hijo Miguel. También asistió
su sobrino Javier. Bardem se lo dedicó a sus padres; a su mujer,
María ("que lleva 52 años aguantando"), a la Academia y a
Marisa Paredes. Lo achacó a dos cosas: "Mi tozudez en hacer cine
y mi tozudez en ser leal a mis ideas". Y acabó pidiendo un productor:
"Tengo algún proyecto no muy caro, soy eficiente y no gasto demasiado
material. Y mejor que sea ya, porque no tengo mucho tiempo que perder". |