Domingo, 3 de febrero de 2002
XVI EDICIÓN DE LOS PREMIOS GOYA
Amenábar arrasa en los Goya

'Los otros' gana ocho de los quince premios a los que optaba, entre ellos los tres más importantes 

J. R. MANTILLA / M. MORA | Madrid

Los otros fue ayer consagrada como la gran película española de 2001 en la XVI edición de los premios Goya, celebrada anoche en Madrid. El filme de Alejandro Amenábar logró 8 de los 15 galardones a los que era candidata, entre ellos los tres grandes: mejor película, mejor director y mejor guión original. De los premios importantes, sólo le faltó a Los otros el de la mejor actriz, que no fue para Nicole Kidman sino para Pilar López de Ayala, máximo (y casi único) estandarte de Juana la loca, filme que obtuvo tres de los 12 premios por los que competía. Las otras grandes perdedoras de la noche fueron Sin noticias de Dios (ningún premio de 11 candidaturas) y Lucía y el sexo (dos de diez).

El productor de Los otros, José Luis Cuerda, se acordó, al agradecer el premio a la mejor película, de los goyas ganados por Tesis, primera película de Amenábar, "sin los cuales no habríamos estado aquí hoy". Cuerda destacó "el trabajo honesto y hecho con una profesionalidad a prueba de nacionalidades". Y, sobre todo, "el talento y la bondad de Alejandro".

Pedro Almodóvar, ganador del año pasado, entregó el premio al mejor director en "el momento más tenso de la noche". Amenábar se impuso a Vicente Aranda, Agustín Díaz Yanes y Julio Medem. 

El joven talento, de 29 años, que estaba aparentemente tranquilo, agradeció el premio a Cuerda, a su equipo técnico y a su familia, "responsable de esta cabecita tan extraña". 

Relajado y contento, Amenábar compareció después ante la prensa para anunciar "el final de un largo viaje". 

Los otros destacó también por sus premios técnicos: fotografía, montaje, sonido, dirección de producción y dirección artística. Amenábar no ganó el premio a la música original (fue para Alberto Iglesias, por Lucía y el sexo), pero logró el de guión original, que dedicó a sus amigos, a sus productores y al traductor al inglés, Walter Leonard. 

Eduard Fernández, protagonista de Fausto 5.0, logró el premio al mejor actor. Fernández, actor de la cantera del Teatre Lliure, estuvo generoso y sobrio como Pilar López de Ayala: los dos se acordaron de sus rivales. La actriz, que ya ganara en San Sebastián la Concha de Plata, prometió ante los periodistas "salir y beber para celebrar el premio", y luego dio un elocuente morreo a la estatuilla. 

La actriz revelación, Paz Vega, dio una de las alegrías de la noche. La sevillana no pudo dominar las escasas dimensiones de su vestido, dejó ver el pecho que no enseñaba en el cartel publicitario de Lucía y el sexo, fue jaleada con gritos de guapa y finalmente hizo una dedicatoria-río, en la que incluyó a su padre banderillero y a su hermana bailaora.

Los Goya 2002 fueron también uno de los más políticos de los últimos tiempos. Abdel Aziz, uno de los actores naturales del filme En construcción, recogió el premio al mejor documental en nombre del director, José Luis Guerin, y denunció "la persecución nazi del genocida Ariel Sharon, protegido por Occidente, contra los palestinos". 

También fueron abundantes las referencias a la situación de Argentina. Leonardo Sbaraglia (actor revelación), Eduardo Mignona (mejor película foránea de habla hispana) y Juan Diego Botto, que entregó uno de los premios, se acordaron de la crisis del país. Botto dijo: "En Argentina se devalúa todo menos el cine, las cacerolas y la banca".

La gala fue larga, como siempre. Pero tuvo momentos divertidos. Rosa María Sardá condujo con su eficacia y sarcasmo habituales. Y no faltó el infalible Gran Wyoming, que dedicó a sus hijos "el Goya al mejor repartidor de goyas", cuando cantó el galardón al mejor intérprete de reparto. Lo ganó Emilio Gutiérrez Caba, por segundo año consecutivo, pero no asistió. Sardá también pilló: mejor actriz secundaria. Cruzó los dedos y le dio resultado.

Los prolegómentos fueron el habitual paseo de celebridades, famosos y famosuelos. Entre los trajes, ganó Sybilla por goleada: vistió a Pilar López de Ayala, Marisa Paredes y Silvia Abascal, entre otras. Se vio mucho rojo y negro, aunque nada recordaba a Stendhal. Si acaso, las lágrimas de James Bentley, coprotagonista infantil de Los otros, que se asustó a la entrada ante la avalancha de cámaras. Hubo también mucho escote palabra de honor. La más espectacular fue Paz Vega, con su traje marrón inexistente pero diseñado por Ives Saint-Laurent. 

El Goya de Honor, tan emocionante como suele, fue para Juan Antonio Bardem, patriarca de un gran clan cinematográfico ("somos show people", dijo). Entre la larga ovación de los asistentes, puestos en pie, se lo entregaron su hermana Pilar y su hijo Miguel. También asistió su sobrino Javier. Bardem se lo dedicó a sus padres; a su mujer, María ("que lleva 52 años aguantando"), a la Academia y a Marisa Paredes. Lo achacó a dos cosas: "Mi tozudez en hacer cine y mi tozudez en ser leal a mis ideas". Y acabó pidiendo un productor: "Tengo algún proyecto no muy caro, soy eficiente y no gasto demasiado material. Y mejor que sea ya, porque no tengo mucho tiempo que perder".


 

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