El País Digital
Domingo 
1 octubre 
2000 - Nº 1612
 

ESPAÑA
Cabecera
Moderados y fundamentalistas se enfrentan por el control del islam en España 

Los Hermanos Musulmanes y Arabia Saudí financian las mezquitas más importantes 

TOMÁS BÁRBULO, Madrid 
La inmigración magrebí ha disparado el censo de musulmanes en España hasta el medio millón de personas. Este grupo social en crecimiento registra un choque frontal entre partidarios de un islam tolerante y los fundamentalistas. La falta de ayuda oficial está fomentando, según los moderados, las maniobras de grupos integristas financiados por Arabia Saudí para hacerse con el control político de esta religión. La Embajada saudí en España desmiente cualquier intención de influir tras los petrodólares que inyecta en centros de culto. Pero, en las 45 mezquitas existentes, el enfrentamiento es evidente. 
 
Fieles musulmanes en la mezquita de Estrecho
a la hora de la oración (A. García Francés).
La práctica totalidad de las más de cien asociaciones islámicas inscritas en España están divididas entre la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI), de carácter moderado, y la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE), con matices integristas. Un secretario general designado por cada una de ellas copreside la Comisión Islámica de España, que es el organismo encargado de tratar con el Estado. El grado de enfrentamiento es tal que ambos representantes no se hablan.
 
 

El presidente de la FEERI era hasta ayer Mansur Escudero, un psiquiatra español. El de la UCIDE es Ryad Tatari, de origen sirio. Al parecer, sus desavenencias residen en algo tan pagano como el dinero. En 1991, Tatari firmó por su cuenta con el Estado el acuerdo que sigue en vigor actualmente y que no contempla el capítulo de la financiación. La FEERI se vio obligada a secundarlo para no quedar marginada. Para el Gobierno aquella firma fue un éxito económico. A la vista del riesgo de radicalización que ahora aflora, no está tan claro que lo fuera también político.
 
 

Los musulmanes se quedaron sin apoyo del Estado y pasaron a depender de la financiación de los países islámicos. Fundamentalmente, de Arabia Saudita, en donde impera la intransigente escuela wahabí, que tantos informes contrarios ha inspirado a grupos defensores de los derechos humanos como Amnistía Internacional. El papel de la Embajada de este país como transmisora de las directrices de las autoridades religiosas wahabíes está en el centro de la polémica. 

Según Mansur Escudero, hasta hace poco era el propio embajador quien otorgaba o negaba el permiso para celebrar asambleas en las instalaciones del Centro Cultural Islámico de Madrid, donde está la mezquita más grande de Europa. Sin embargo, las autoridades de este organismo niegan la financiación de Riad: "Pertenecemos a la Liga del Mundo Islámico. Esta organización internacional, que es la que abona nuestros sueldos, agrupa a todos los países musulmanes del mundo con el mismo derecho de voto", afirma su portavoz. Escudero discrepa: "Arabia Saudí ejerce un control absoluto en la Liga. Allí nadie se mueve sin la autorización del secretario general, que es designado por el rey".
 
 

El presidente de la UCIDE, el sirio Tatari, es también director de la importante mezquita del barrio madrileño de Estrecho, sobre la que pesan acusaciones de recibir dinero tanto de los saudíes como de los Hermanos Musulmanes [grupo fundamentalista de origen egipcio]. Él lo desmiente: "Nuestras aportaciones son de personas, no de organizaciones o países". Pero el agregado de prensa de la Embajada de Arabia en Madrid admite que su país proporciona ayuda económica a 12 mezquitas en España: "Entre ellas, la del Centro Cultural y la de Estrecho".
 
 

Jadicha Candela, asesora del Grupo Parlamentario Socialista y musulmana desde los años 70, conviene que, a la vista de la situación, la existencia de un islam fundamentalista incrustado en la sociedad española no es una hipótesis descabellada a medio plazo. 

Medio millón de fieles 

Entre el medio millón de musulmanes que residen en España, los expertos distinguen cuatro grupos:
 
 

• Musulmanes de origen árabe que se han establecido por razones profesionales, políticas, económicas o simplemente de ocio. Su presencia suele ser debida a motivos ajenos al islam. Su número es difícil de determinar, ya que entre ellos hay que incluir a los inmigrantes indocumentados, cuyo censo se desconoce. Pueden superar los 400.000.
 
 

• Estudiantes de países árabes llegados para cursar estudios universitarios. Muchos de ellos mantienen un alto espíritu islámico, pero los problemas de lengua y la falta de integración limitan sus relaciones a asociaciones o grupos aislados. Pueden rondar los 10.000.
 
 

• Musulmanes de Ceuta y Melilla. Son unos 80.000 y han adquirido relevancia desde que organizaron partidos políticos y lograron aupar a la presidencia de la Ciudad Autónoma de Melilla a uno de los suyos, Mustafá Aberchán.
 
 

• Musulmanes españoles conversos. Su número oscila entre los 20.000 y los 25.000. En su mayoría se trata de católicos que han abrazado el islam a lo largo de los últimos 20 años. 

Dimite el presidente de la Federación Islámica 

JOAQUIMA UTRERA, Barcelona 
El presidente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI), Mansur Escudero, dimitió ayer "con carácter irrevocable". El anuncio fue realizado por el vicepresidente del organismo, Abdelkarim Carrasco, en el transcurso de una asamblea celebrada en Barcelona, a la que sólo asistieron 21 de las 66 comunidades federadas. De acuerdo con los estatutos, Carrasco ha asumido la presidencia hasta el mes de enero, fecha en la que está prevista la celebración de elecciones.
 
 

El dimisionario Escudero no se presentó al acto. Las explicaciones de quienes intentaron excusar su ausencia no convencieron a la mayoría de los presentes. Según el informe de gestión del presidente saliente, que fue leído por Carrasco, ha renunciado tras fracasar en sus intentos de conseguir que el Gobierno contribuya a financiar el desarrollo del Acuerdo entre el Estado y los musulmanes. Uno de los puntos calientes del debate de ayer fue precisamente la enseñanza de la religión, contemplada en dicho Acuerdo. Carrasco animó a los padres a que reclamen en los colegios la enseñanza del islam y a que, si los centros no respetan este derecho, los denuncien ante los tribunales.
 
 

Desde el inicio de la asamblea fue patente el enfrentamiento entre dos sectores con visiones distintas del islam. La junta actual, que defiende una interpretación tolerante y acorde con la realidad española, fue increpada desde el primer momento por quienes cuestionaban la legalidad de la reunión y el procedimiento seguido para convocar a sus miembros. El más crítico fue uno de los fundadores de la FEERI, Bilal Quílez, quien llegó a calificar de "montaje" la asamblea. Quílez declaró a EL PAÍS que él reside habitualmente en Arabia Saudí y que ese país es uno de los que financian la Federación. La comunidad musulmana afincada en España considera que los saudíes representan una de las corrientes más integristas del islam. 

© Copyright DIARIO EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40, 28037 Madrid