Moderados y fundamentalistas
se enfrentan por el control del islam en España
Los Hermanos Musulmanes y Arabia Saudí financian las mezquitas
más importantes
TOMÁS BÁRBULO, Madrid
La inmigración magrebí ha disparado el censo de musulmanes
en España hasta el medio millón de personas. Este grupo social
en crecimiento registra un choque frontal entre partidarios de un islam
tolerante y los fundamentalistas. La falta de ayuda oficial está
fomentando, según los moderados, las maniobras de grupos integristas
financiados por Arabia Saudí para hacerse con el control político
de esta religión. La Embajada saudí en España desmiente
cualquier intención de influir tras los petrodólares que
inyecta en centros de culto. Pero, en las 45 mezquitas existentes, el enfrentamiento
es evidente.
Fieles musulmanes en la mezquita de Estrecho
a la hora de la oración (A. García Francés).
|
La práctica totalidad de las más de cien asociaciones islámicas
inscritas en España están divididas entre la Federación
Española de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI), de carácter
moderado, y la Unión de Comunidades Islámicas de España
(UCIDE), con matices integristas. Un secretario general designado por cada
una de ellas copreside la Comisión Islámica de España,
que es el organismo encargado de tratar con el Estado. El grado de enfrentamiento
es tal que ambos representantes no se hablan.
El presidente de la FEERI era hasta ayer Mansur Escudero, un psiquiatra
español. El de la UCIDE es Ryad Tatari, de origen sirio. Al parecer,
sus desavenencias residen en algo tan pagano como el dinero. En 1991, Tatari
firmó por su cuenta con el Estado el acuerdo que sigue en vigor
actualmente y que no contempla el capítulo de la financiación.
La FEERI se vio obligada a secundarlo para no quedar marginada. Para el
Gobierno aquella firma fue un éxito económico. A la vista
del riesgo de radicalización que ahora aflora, no está tan
claro que lo fuera también político.
Los musulmanes se quedaron sin apoyo del Estado y pasaron a depender
de la financiación de los países islámicos. Fundamentalmente,
de Arabia Saudita, en donde impera la intransigente escuela wahabí,
que tantos informes contrarios ha inspirado a grupos defensores de los
derechos humanos como Amnistía Internacional. El papel de la Embajada
de este país como transmisora de las directrices de las autoridades
religiosas wahabíes está en el centro de la polémica.
Según Mansur Escudero, hasta hace poco era el propio embajador
quien otorgaba o negaba el permiso para celebrar asambleas en las instalaciones
del Centro Cultural Islámico de Madrid, donde está la mezquita
más grande de Europa. Sin embargo, las autoridades de este organismo
niegan la financiación de Riad: "Pertenecemos a la Liga del Mundo
Islámico. Esta organización internacional, que es la que
abona nuestros sueldos, agrupa a todos los países musulmanes del
mundo con el mismo derecho de voto", afirma su portavoz. Escudero discrepa:
"Arabia Saudí ejerce un control absoluto en la Liga. Allí
nadie se mueve sin la autorización del secretario general, que es
designado por el rey".
El presidente de la UCIDE, el sirio Tatari, es también director
de la importante mezquita del barrio madrileño de Estrecho, sobre
la que pesan acusaciones de recibir dinero tanto de los saudíes
como de los Hermanos Musulmanes [grupo fundamentalista de origen egipcio].
Él lo desmiente: "Nuestras aportaciones son de personas, no de organizaciones
o países". Pero el agregado de prensa de la Embajada de Arabia en
Madrid admite que su país proporciona ayuda económica a 12
mezquitas en España: "Entre ellas, la del Centro Cultural y la de
Estrecho".
Jadicha Candela, asesora del Grupo Parlamentario Socialista y musulmana
desde los años 70, conviene que, a la vista de la situación,
la existencia de un islam fundamentalista incrustado en la sociedad española
no es una hipótesis descabellada a medio plazo.
Medio millón de fieles
Entre el medio millón de musulmanes que residen en España,
los expertos distinguen cuatro grupos:
• Musulmanes de origen árabe que se han establecido por
razones profesionales, políticas, económicas o simplemente
de ocio. Su presencia suele ser debida a motivos ajenos al islam. Su número
es difícil de determinar, ya que entre ellos hay que incluir a los
inmigrantes indocumentados, cuyo censo se desconoce. Pueden superar los
400.000.
• Estudiantes de países árabes llegados para cursar
estudios universitarios. Muchos de ellos mantienen un alto espíritu
islámico, pero los problemas de lengua y la falta de integración
limitan sus relaciones a asociaciones o grupos aislados. Pueden rondar
los 10.000.
• Musulmanes de Ceuta y Melilla. Son unos 80.000 y han adquirido
relevancia desde que organizaron partidos políticos y lograron aupar
a la presidencia de la Ciudad Autónoma de Melilla a uno de los suyos,
Mustafá Aberchán.
• Musulmanes españoles conversos. Su número oscila
entre los 20.000 y los 25.000. En su mayoría se trata de católicos
que han abrazado el islam a lo largo de los últimos 20 años.
Dimite el presidente de la Federación
Islámica
JOAQUIMA UTRERA, Barcelona
El presidente de la Federación Española de Entidades
Religiosas Islámicas (FEERI), Mansur Escudero, dimitió ayer
"con carácter irrevocable". El anuncio fue realizado por el vicepresidente
del organismo, Abdelkarim Carrasco, en el transcurso de una asamblea celebrada
en Barcelona, a la que sólo asistieron 21 de las 66 comunidades
federadas. De acuerdo con los estatutos, Carrasco ha asumido la presidencia
hasta el mes de enero, fecha en la que está prevista la celebración
de elecciones.
El dimisionario Escudero no se presentó al acto. Las explicaciones
de quienes intentaron excusar su ausencia no convencieron a la mayoría
de los presentes. Según el informe de gestión del presidente
saliente, que fue leído por Carrasco, ha renunciado tras fracasar
en sus intentos de conseguir que el Gobierno contribuya a financiar el
desarrollo del Acuerdo entre el Estado y los musulmanes. Uno de los puntos
calientes del debate de ayer fue precisamente la enseñanza de la
religión, contemplada en dicho Acuerdo. Carrasco animó a
los padres a que reclamen en los colegios la enseñanza del islam
y a que, si los centros no respetan este derecho, los denuncien ante los
tribunales.
Desde el inicio de la asamblea fue patente el enfrentamiento entre dos
sectores con visiones distintas del islam. La junta actual, que defiende
una interpretación tolerante y acorde con la realidad española,
fue increpada desde el primer momento por quienes cuestionaban la legalidad
de la reunión y el procedimiento seguido para convocar a sus miembros.
El más crítico fue uno de los fundadores de la FEERI, Bilal
Quílez, quien llegó a calificar de "montaje" la asamblea.
Quílez declaró a EL PAÍS que él reside habitualmente
en Arabia Saudí y que ese país es uno de los que financian
la Federación. La comunidad musulmana afincada en España
considera que los saudíes representan una de las corrientes más
integristas del islam. |