El País Digital
Domingo
24 enero
1999 - Nº 996

Los españoles recuperan el amor por el lenguaje

Los libros sobre el buen uso del idioma se convierten en éxito de ventas

FRANCISCO PEREGIL, Madrid
El ex director de la Real Academia de la Lengua Fernando Lázaro Carreter se resistió durante tres años a publicar El dardo en la palabra porque creía que no le iba a interesar a nadie. A la semana siguiente, un taxista le anunció que lo había leído. "Y fue una de mis mayores alegrías". Ahora, de la edición en tapa dura llevan vendidos 200.000 ejemplares, y de la de bolsillo, 50.000. Al suyo se han añadido otros tantos de periodistas, académicos y escritores

¿A qué se debe este afán por el buen uso del idioma? Para Lázaro Carreter la causa se esconde en la laxitud, "el qué más da", y en "un punto de vista oficial escandaloso" sobre las cuestiones lingüísticas. "Se han ido quitando horas y horas a la lengua para dedicársela a otras asignaturas, sobre todo técnicas. El lenguaje es una radiografía del pensamiento y eso no se ha tenido en cuenta. Parece que ahora hay una conciencia colectiva, un mecanismo de alarma ante el deterioro de la lengua. Deterioro que no sólo se da entre los periodistas, sino entre los curas, los notarios, los médicos... Los periodistas no son más que un espejo de lo que está ocurriendo en la sociedad".

El académico Manuel Seco, autor del Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, opina que estos libros vienen a sustituir al estudio propiamente dicho. Considera que las personas que llegan a la mayoría de edad sin la instrucción suficiente recurren a obras que les enseñen de forma amena lo que no aprendieron en su día ni aprenden ahora en clase.

Seco cree que el fenómeno editorial, la eclosión de estas publicaciones, se debe a que los editores se han dado cuenta de lo bien que se vendía el suyo. "Ahora se ven muchos diccionarios en librerías grandes: de dudas, de dificultades, o de dudas y dificultades a la vez. Pero el primero fue mi libro, que se empezó a publicar en 1961. En aquella época había un Diccionario de dificultades de la lengua española, de Enrique Díaz-Retg. Pero tuvo muy poco éxito, se publicó sólo una edición. Y del mío ya van diez, la última de este año".

"A la sombra de este diccionario surgió el Manual de Estilo de la Agencia Efe, una obra de circulación limitada a los profesionales. Y después el de Radio Nacional. El primero de los manuales de periódicos fue el de EL PAÍS".

Álex Grijelmo, responsable del libro de estilo de EL PAÍS, autor de El estilo del periodista (cinco ediciones en un año) y de la obra Defensa apasionada del idioma español, que acaba de publicarse, opina que el interés de los lectores se debe a la conciencia que han tomado sobre un hecho sin precedentes: "Jamás tan pocos tuvieron tanta capacidad para deteriorar el lenguaje". En su ensayo Defensa apasionada... Grijelmo reflexiona no tanto sobre el lenguaje correcto o incorrecto, sino sobre lo que refleja el uso de unas palabras u otras, los complejos de inferioridad y la manipulación política.

Juan José Millás, autor de la novela El orden alfabético, se ha visto sorprendido por sus lectores, que en vez de preguntarle sobre otros aspectos del libro se han centrado en el empobrecimiento del lenguaje. "Ahora se percibe que hay un deterioro mayor que en otras épocas. Y por eso somos menos rebeldes, menos críticos que hace 30 años, por ejemplo. Ha pasado inadvertida la noticia de que 250 personas detentan el 80% de la riqueza del mundo. Y no sucede nada. Esto es equivalente a lo que sostiene Grijelmo. En los masters de periodismo piden inglés, pero nunca nociones de latín. Y la sintaxis castellana no se puede comprender sin el latín".

También en Hispanoamérica

Humberto López Morales, secretario general de la asociación de academias de la lengua española, y autor del libro de divulgación recién publicado La aventura del español en América, sostiene que el interés por estas cuestiones se ha suscitado también en Hispanoamérica. "Lo que ocurre es que en España hay más tradición de lectura y más capacidad económica para la difusión. Pero la pasión por el lenguaje se ha recuperado en todos", señala.

Sin embargo, el filósofo José Antonio Marina, que acaba de publicar La selva del lenguaje, cree que no existe tal interés por el lenguaje salvo en un grupo minoritario de lectores que tienen entre 40 y 55 años. Los demás, incluidos los jóvenes que él trata como profesor, son conscientes de que hablan mal, pero " no hacen nada por evitarlo".

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