El País Digital
Miércoles
23 diciembre
1998 - Nº 964

El 'ámbito vasco' se queda la mitad del 'gordo'

80 series del primer premio se distribuyen en pequeños pueblos de Guipúzcoa, Álava y Navarra

MIKEL ORMAZABAL, San Sebastián
Un humilde despacho de lotería de Villabona, una localidad guipuzcoana de apenas 5.000 habitantes, regentado por Arantxa Gárate y su hija, Mónica Roteta, diseminó ayer entre varios cientos de personas 21.000 millones de pesetas del gordo de Navidad. Los afortunados millonarios, que se concentran en mayor medida en las localidades guipuzcoanas de Villabona y Lasarte-Oria y las navarras de Betelu y Leiza, festejaron su suerte sin contener un ápice la emoción, gozosos e incrédulos al mismo tiempo. Una carnicería de Oyón (Álava) también arañó 3.000 millones del primer premio. 170 años llevaba sin caer en Álava. San Sebastián de los Reyes (Madrid), Sabadell (Barcelona), con 6.000 milones cada una, también disfrutaron del gordo.


Miguel Trillo celebra su premio
en un bar de Málaga (R. Marchante).
Arantxa Gárate repartía copas de cava a diestro y siniestro, abriéndose hueco entre el tumulto de periodistas y curiosos, mientras un numeroso grupo de escolares le jaleaban y vitoreaban. "Mi felicidad es inmensa", confesó la dueña del establecimiento expendedor, "porque en este momento habrá muchísimas personas premiadas. Hay que alegrarse con la felicidad del prójimo. Nosotros ya saldremos adelante trabajando como hasta hoy".

Los 21.000 millones del primer premio se encuentran muy repartidos porque, salvo en algún caso concreto, que optó por resguardarse en el anonimato, la mayor parte de los décimos fueron divididos en participaciones de 500 pesetas (cinco millones de premio) y 1.000 pesetas (10 millones). La Administración número 1 de Villabona vendió 70 series del número 21.856 (la mitad de las puestas a la venta), de las cuales solamente cuatro se despacharon décimo a décimo en la ventanilla. El resto de los billetes se distribuyeron en los bares Etxebe (26 series) y Arkaitza (cuatro series), de Lasarte-Oria; el restaurante Betelu (16,5 series), de Betelu; la carnicería Urkiola (13 series), de Leiza, y el restaurante Ubane (seis series), de Villabona.

Las escenas de júbilo y alborozo se trasladaron a estos puntos una vez que Arantxa y Mónica lograron apaciguar su alegría para seguir atendiendo a su clientela, ávida por retirar décimos de la Lotería del Niño. Hace nueve años vendieron una serie de 40 millones del primer premio en el sorteo anterior al de Navidad. "Nada más escuchar el número me he asegurado de que era el nuestro, porque el año pasado canté victoria antes de tiempo y fallé por un dígito", confesó Mónica Roteta, que no reservó para sí ningún décimo premiado.

La lluvia de millones encontró destino en lugares de gente obrera y engrosará economías modestas de Betelu, Leiza, Villabona y Lasarte-Oria.

Salvavidas económico

El monto total es muy similar a la cantidad económica -20.000 millones de pesetas- que los socialistas vascos han propuesto en la reforma fiscal para crear un plan de choque contra el paro en el País Vasco.

Si no completamente, el gordo paliará en algún caso la apremiante situación económica de muchos. Así será con Jesús Verón, de Lasarte-Oria, desempleado de 55 años, padre de tres hijos, que malvive con un subsidio de 50.000 pesetas mensuales: "No me lo puedo creer y tampoco sé cómo decírselo a mis hijos. Hasta hoy sólo llevaba malas noticias a casa. Con 10 millones en la mano...", suspiraba Jesús apoyado en el mostrador del bar Etxebe de Lasarte-Oria, que repartió 7.800 millones entre sus múltiples clientes. La mayoría tiene destino: "Tapar agujeros" o para "gastos de guerra" (entiéndase domésticos y del día a día).

El propietario de esta taberna, José Ignacio Etxeberria, de 40 años, disimuló mal que bien su alegría, porque adquirió "dos décimos por lo menos" de los 260 que vendió. Tras depositarlos en el banco, ahora medita seguir empleándose en la barra o tomarse un descanso. Otro afortunado, Alfredo García, presidente de la peña Zato de la Real Sociedad, dejó ayer su trabajo como instalador de vídeos para servir cava en el bar Arkaitza, de Lasarte-Oria, donde cayeron 1.200 millones.

A Juan Emilio Ramos le persigue la casualidad. Hace 12 años le tocó el gordo -25 millones- en Coria (Cáceres) y ayer acudió al restaurante Ubane, donde compró un décimo, para festejar su suerte. Ahora prepara un viaje al Caribe.

En Betelu, todo el pueblo -300 habitantes- está de enhorabuena porque se reparte los 4.950 millones del primer premio. Algunos van a "dejar de trabajar" y otros sondean el mercado futbolístico brasileño para "fichar una estrella para Osasuna", decían unos jóvenes en tono jocoso. Y en Leiza, donde los 3.900 millones se distribuyeron en la carnicería Urkiola, el cava presidió todos los festejos.

Oyón (Álava), un pequeño pueblo de menos de 2.500 habitantes situado en el límite con La Rioja, se ha encargado de romper la mala suerte de Álava, cuyo último gordo cayó hace 170 años, informa Elena P. Iriarte. La única administración de Oyón y la carnicería Azpillaga repartieron 3.000 millones (10 series), que, a excepción de algunos pellizcos para habitantes de la capital riojana y pueblos cercanos, se quedaron entre los vecinos.

El colegio Base dio la suerte en Madrid

EL PAÍS, Madrid
Seis mil millones de pesetas repartió Amparo Muñoz Palomo, titular de la administración de loterías número 5 de San Sebastián de los Reyes (Madrid), 57.632 habitantes, con la venta de 20 series del gordo de Navidad. Más de un tercio de esta cantidad -en torno a 2.700 millones- fue a parar a profesores, empleados y padres de alumnos del colegio Base, de la lujosa urbanización de La Moraleja.

La fortuna se desperdigó a través de pequeñas participaciones de 150 pesetas -más 100 en concepto de donativo- del club de Atletismo. Según relató un bedel del colegio, los alumnos llevaban vendiendo participaciones del 21.856 entre amigos y familiares desde el pasado mes de octubre.

Fueron muy pocos los agraciados que se acercaron a la administración de la calle de Murcia para exteriorizar su alegría. Así que decenas de periodistas y bancarios esperaron en vano a los fantasmales nuevos millonarios. A los pocos que dieron la cara hubo que cazarlos prácticamente a lazo. Isabel López Represa, directora de una sucursal de La Caixa, que compartía con sus compañeros David y Gema un décimo comprado a las dos de la tarde del lunes. O César, un informático de 38 años, que también adquirió su billete in extremis .

O Manuel Perdiguero, empleado del Ayuntamiento, al que la suerte le llegó de la mano de su hija, oficinista en Antena 3 Televisión. O Ángela Benito, ordenanza del instituto Gonzalo Torrente Ballester, que, después de confirmar que tenía un pellizco , se esfumó rauda: "Venga, venga, que tengo que trabajar...".

2.100 millones se desplazan en ascensor

SILVIA MARIMON, Sabadell
El gordo volvió ayer a la localidad barcelonesa de Sabadell (190.000 habitantes) después de 29 años. Y lo hizo dejando premios por valor de 6.000 millones de pesetas, correspondientes a dos series del número 21.856. Los principales afortunados fueron los trabajadores que cada mañana acuden a desayunar al bar El Sol, en la avenida Barberà. Este establecimiento repartió 3.000 millones.

El dueño del bar, Francisco Vargas, acabó ayer con el tópico de que el cambio de número provoca el infortunio. "Cada semana compro el mismo número: el 19.810. Pero esta vez no quisieron hacerme participaciones, así que cambié de administración y probé con un número nuevo", explica. Eligió el 21.856.

Otros 2.100 millones fueron a parar a Inauxa, una fábrica de ascensores situada en el municipio de Navàs, informa Enric Badia . Maite Romero, quien se encargó de adquirir los décimos en Sabadell, explicó: "Cada año compramos el número de Navidad en esta administración porque la propietaria es amiga mía y está casada con un chico de Navàs". Otro de los trabajadores de Inauxa señaló que "la fortuna ha sonreído a todos los que trabajamos aquí [la plantilla es de 40 personas] menos a tres".

El resto de décimos se vendió por ventanilla. Una de las primeras afortunadas en acudir a la administración que repartió el premio fue Àngels Picó. El 56 es su número de la suerte, pues en el año 1970 ya le tocó un segundo premio con el 27.056. Ahora afirma que gastará el dinero en reponerse la dentadura.

Del semáforo a la abundancia

ANAL.ESCUDERO, Málaga
Un tercio de los 1.800 millones del gordo que aterrizaron sobre Málaga lo hicieron sobre la barriada de La Unión. Uno de los premiados fue Miguel Trillo, de 66 años, que llevaba varios vendiendo tabaco en un semáforo después de jubilarse como cochero. La Policía Local acababa de obligarle a abandonar su semáforo cuando alguien le contó que había tocado la lotería en el barrio. "Yo llevaba encima mi décimo, lo miré y estaba premiado", explicó. Ni gritó de alegría ni se precipitó a celebrarlo en la administración. Regaló todos los cartones de tabaco que le quedaban entre la gente de la calle, se metió en un bar y pidió una botella de cava. Allí, aturdido, musitó: "Como no he tenido dinero en mi vida, no sé lo que es". El premio, 30 millones de pesetas, lo compartirá con sus tres hijas.

Málaga no fue la única localidad andaluza agraciada con el gordo. La administración de la hija de la cantaora Niña de los Peines repartió parte de los 600 millones de pesetas que recibió Sevilla.

El hogar del pensionista de la localidad murciana de La Unión, importante zona minera, también se vio tocado por la fortuna. 3.000 millones, la mayor parte de los cuales fueron repartidos entre los familiares directos de los pensionistas.

León y Novelda (Alicante), con 300 millones cada una, completaron la lista de localidades afortunadas.

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