El País Digital
Viernes
5 febrero
1999 - Nº 1008

Pilatos

EDUARDO HARO TECGLEN

Estos pescadores se fueron a Gibraltar, tomaron sus medidas de represión, entraron a ver al Principal; se fueron a Madrid a ver a Matutes, que se lavó las manos, y ya están pescando. Ah, pero eso no es lo sensato, no es lo patriótico: Gibraltar es "una ofensa permanente", decía cualquier franquista, si no Franco mismo.

España se fragmenta, implosiona en las autonomías inútiles, explosiona en su pérdida de soberanía en favor de comunidades mayores, pero se reserva el derecho lloricón de hidalguejo pobre sobre Gibraltar. Es decir, no lo reconoce. No reconocer lo que existe es una de las dulces bromas más tontas de la vieja diplomacia, y Gibraltar existe; y tiene monos, y banderas, y policemen, y cafés andaluces, y soldados de la reina, y contrabandistas, y comercios, y vive gente en ella. De "etnia confusa", como dice Antonio Gala (El Mundo, ayer): eso, sí. No son vascos ni arios, no son indoeuropeos, ni milesios ni celtas. No son tartesios.

Los pescadores son de Algeciras, grande y querida encrucijada entre los dos mares: cuántas veces he ido allí en mi vida; cuántas veces he comido frente al mar la sopa de pescado, cuántas he descansado en la hermosura botánica de su hotel Cristina -y no sé si su raza es confusa: fenicios y cartagineses, muchos árabes: Tarik, el de Tarifa; y el de Gibraltar, Yebel Tarik, el monte de Tarik; muchos guerreros que llegaron desde Covadonga pasando por Castilla; y miles de contrabandistas, de bandoleros de la sierra, de forajidos; los "bandidos": publicados en los bandos de busca y captura, de recompensa por su cabeza, por "contrabando", o ir contra los bandos de la autoridad; los "forajidos" o foraexidos, salidos fuera: de la ley, claro; ah, y de romanos, que luego se llevaban a las bailarinas de Cádiz que eran las mejores del mundo...-. Qué gran mundo híbrido, fecundo.

Lirismos fuera: los pescadores de Algeciras han tenido que hacerse diplomáticos y economistas para negociar un tratado de paz con Gibraltar, y les importa un jurel que con eso se salte la soberanía. ¿Qué soberanía? ¿La que quiere implantar Hassan II en Ceuta y en Melilla para reducirlas a la misma miseria a la que ya redujo a los tangerinos con el final de igualarlos a sus territorios esquilmados? ¿O la de los asesinos de uniforme que mataban en Argentina cuando se fueron a buscar a las Malvinas más víctimas porque estaban menos lejos de su costa que de otras? ¿La de los nacionalistas marroquíes, o mauritanos, o saharauis, que dicen que las Canarias son suyas porque la geografía es una propiedad?

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