El País Digital
Domingo 
31 octubre 
1999 - Nº 1276

 

SOCIEDAD
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El español medio es bajito, fumador y razonablemente feliz 

Las españolas son más altas que las británicas, se casan más que la media y procrean menos 

I. C, Madrid 
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A juzgar por el número de coches particulares o por las horas semanales trabajadas apenas hay diferencias entre la Europa del norte y la del sur. A pesar de la equiparación del desarrollo, los comportamientos de los europeos septentrionales y meridionales siguen, no obstante, siendo diferentes, sobre todo en lo concerniente al matrimonio.
 
 

Eurostat, el departamento de estadística de la Comisión Europea, acaba de dar a conocer un anticipo del anuario comparativo del estilo de vida de los ciudadanos de la Unión Europea, elaborado con datos de 1997, que publicará el mes próximo.
 
 

Con 378 automóviles por mil habitantes, el índice de motorización de España es superior al de Holanda (370) o Dinamarca (330) e inferior al de Portugal (401). Los españoles trabajan 42,3 horas a la semana, algo menos que los británicos (44,9) o los irlandeses (43,2) pero más que los italianos (40,5).
 
 

España sigue siendo el país de Europa en el que el porcentaje de adultos con trabajo es más bajo. Sólo el 48% tiene un empleo, mientras que en Dinamarca los trabajadores rebasan el 75% de la población, en el Reino Unido el 69,7% y en Portugal el 63,4%.
 
 

Lo que de verdad distingue al norte del sur del Viejo Continente son las circunstancias de los alumbramientos y la fecundidad. En Finlandia, Dinamarca o el Reino Unido el matrimonio importa poco y el porcentaje de hijos de madres solteras rebasa el 37% -en Suecia alcanza incluso el 54%- mientras que en España es sólo del 11%, en Italia del 8% y en Grecia del 3%.
 
 

En esos países septentrionales y en Francia las mujeres tenían al menos 1,71 hijos a lo largo de su vida fértil, mientras que en Italia sólo nacían 1,22 y en España, farolillo rojo de la UE, 1,15 niños.
 
 

Curiosamente las españolas son, junto con las irlandesas y las holandesas, las únicas que tienen su primer hijo después de haber cumplido los 30 años. Son además, después de las francesas y de las suecas, las que tienen la más larga esperanza de vida (81,6 años de promedio, contra 74,4 para los hombres). España es también, después de Francia y Portugal, el país en el que es mayor la diferencia (7,2 años) entre la esperanza de vida de ambos sexos.
 
 

Aunque crecieron mucho estos últimos años, los varones jóvenes españoles son los más bajitos de Europa, con una talla media de 1,734 metros, inferior a los portugueses. Holandeses y alemanes son los más altos. Las mujeres españolas (1,643 metros) superan, en cambio, en altura a portuguesas y británicas.
 
 

Los hombres españoles adultos son, junto con sus vecinos lusos, los más delgados de la UE -76,1 kilógramos de peso medio-, y es en el norte, sobre todo en Austria y Alemania, donde los varones pesan fácilmente hasta siete kilógramos más que en España.
 
 

El hábito de consumo que más distingue a los españoles del resto de los europeos es el tabaco. En España asciende a 1.929 pitillos por adulto al año, una cantidad sólo rebasada por Grecia y la pequeña Luxenburgo. Los finlandeses (817 cigarrillos) son los menos fumadores. En cuanto al consumo de alcohol puro, España se sitúa en la media (11,4 litros al año).
 
 

Pese a todo los españoles deben de ser bastante felices. Se suicidan poco, como los portugueses, los italianos y los griegos. ¿Será a causa del sol? No, los británicos tienen aún menos tendencia que los españoles a quitarse la vida. 

España, octavo corruptor del mundo

España es un país de reciente tradición exportadora, pero sus empresarios han aprendido rápidamente a corromper a funcionarios de países del Tercer Mundo para conseguir grandes contratos públicos.
 
 

Una encuesta del instituto Gallup, encargada por la ONG Transparency International, que lucha por la erradicación del soborno en las relaciones económicas, indica que los ejecutivos españoles son los octavos corruptores del mundo.
 
 

El sondeo, efectuado entre 770 responsables económicos de 14 grandes países emergentes, señala que los más propensos a sobornar para conseguir sus fines son los chinos, incluidos los de Hong Kong, y los surcoreanos. Los más reacios a esta práctica son los suecos, los australianos y los canadienses.
 
 

Los españoles figuran en el octavo puesto de los corruptores -la encuesta abarca a los 19 grandes países exportadores-. España resulta ser más corrupta que Singapur y menos que Francia, Japón e Italia. Este último país es, entre los europeos, el que con más frecuencia recurre al soborno. 

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