El País Digital 
Martes  
17 agosto  
1999 - Nº 1201 
ESPAÑA 
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La nueva valla contra inmigrantes en Ceuta eleva a 8.000 millones el gasto en la frontera  

La cerca de 2.800 millones reforzará otra aún no rematada que ya ha sufrido desprendimientos  

CARLOS E.CUÉ, Ceuta  
La realidad es más fuerte que los números. La valla contra inmigrantes en Ceuta, con un coste de 5.500 millones de pesetas y aún no terminada, no sólo se ha mostrado insuficiente para contener la presión migratoria, sino que es defectuosa y ya ha sufrido varios desprendimientos por corrimientos de tierras por las lluvias. Para corregirlos, ya se ha empezado a construir una nueva, de 2.800 millones, más alta, mejor equipada (con 17 torres de control), más resistente y prolongada por las playas fronterizas, con una escollera artificial. Con esta nueva obra la factura de la frontera asciende ya a más de 8.000 millones.  
  
Ver gráfico: 'El nuevo
perímetro fronterizo'
La idea de hacer de las "fronteras calientes" de Ceuta y Melilla algo lo más parecido posible a una fortaleza casi se ha logrado en Melilla, pero el terreno de los límites de Ceuta es mucho más montañoso, por lo que la inversión necesaria es mayor. 

 El ministerio del Interior, junto al de Fomento, construyó una valla doble con una carretera interior para el paso de los vehículos de la Guardia Civil. Una obra polémica por su alto coste: 5.500 millones de pesetas. La obra, encargada a la empresa Necso, no se ha terminado todavía -quedan por ejecutar trabajos por valor de 2.000 millones- pero ya se está iniciando una nueva, porque la anterior se ha demostrado claramente insuficiente. 

No hay datos oficiales, pero se calcula que por allí se cuelan entre 20 y 25 inmigrantes diarios. Entre los sitios de paso más habituales se hallan las grandes canalizaciones que encauzan el agua en época de lluvias construidas por debajo de la carretera entre la doble valla. Por allí puede pasar una persona sin muchas dificultades. Para evitarlo, ya en el anterior proyecto se taparon con verjas, pero se ha comprobado que los inmigrantes las cortan fácilmente. Ahora se emplearán mejores materiales. 

Pero la clave del nuevo proyecto está en la nueva valla de tres metros y medio, mientras que la anterior, que no se destruirá, sólo medía 2,10. De esta manera, los inmigrantes tendrán que pasar cuatro vallas antes de llegar a España. Además, los extremos de estas vallas y la parte de ellas que limita con Marruecos estará cubierta de alambre de espino, con lo que las dificultades para llegar a tierras españolas serán mucho mayores. De hecho, se puede convertir en una tarea peligrosa, puesto que los alambres de espino causan heridas importantes. 

Ya se ha comenzado el allanamiento del terreno, pero los primeros materiales no llegarán hasta mediados de septiembre. Se calcula que el conjunto de esta infraestructura, proyectada por la empresa Initec y que construirán Dragados y Ferrovial a expensas de Interior y Defensa, estará terminado en junio próximo. 

El despliegue de medios, visto que los 5.500 millones ya gastados antes eran insuficientes, es, esta vez, total. Cámaras térmicas, 17 torretas de vigilancia con todo tipo de servicios, incluido aire acondicionado, nuevos sensores en las vallas... 

El delegado del Gobierno, Luis Vicente Moro, ha estado en Madrid durante estos días para recibir la últimas instrucciones sobre cómo reforzar la frontera. De momento, parece seguro que se reforzará con 40 nuevos agentes la dotación de de la Guardia Civil destinada a reprimir la inmigración irregular. 

La presión migratoria es tal que, además de reforzar la frontera terrestre, también se están construyendo desde hace un mes dos escolleras artificiales en las playas fronterizas de Ceuta, el Tarajal y Benzú. Ya se han puesto las piedras, que entran en el mar entre cinco y diez metros. En breve se reforzarán con cemento para colocar encima una valla de más de tres metros. Y se construirán dos torretas para vigilar la orilla, ya que en los últimos meses los inmigrantes fuerzan más su entrada a nado o en lanchas neumáticas, como la descubierta recientemente con siete subsaharianos, idénticas a las que los niños usan para jugar en la playa. 

Ayer una patrullera de la Guardia Civil detuvo en la zona de Benzú a 27 marroquíes que habían salido en una patera del pueblo cercano de Berlionech y pretendían alcanzar la Península. Una vez más, todos fueron expulsados. 

El 'fin' de Calamocarro  

C. E. C, Ceuta  
A la vez que se construye una nueva valla, paradójicamente, también se está haciendo un nuevo centro de acogida para inmigrantes para sustituir a Calamocarro, donde aún malviven 1.050 subsaharianos y 90 argelinos. Si un inmigrante irregular es localizado por la policía antes de que pise suelo español se le expulsa inmediatamente, pero si logra llegar a Ceuta es recogido y acompañado a Calamocarro, en espera de ser trasladado a la Península. Antes podía ser eterna, pero ahora cada semana van saliendo en pequeños grupos. 

El nuevo centro, en la Loma de Ingenieros y mucho mejor dotado, estará listo para diciembre y costará 500 millones. Allí se trasladarán, además de los inmigrantes, todo el personal que les atiende, la mayoría voluntarios de la Cruz Roja. Las instalaciones se prometen excepcionales, y en ellas incluso se prevé impartir cursos de formación profesional. El problema puede venir más bien por su capacidad: sólo 400 personas. 

La política de los últimos meses ha sido llevar el máximo número de inmigrantes posible a la Península. Sin embargo, más de 1.000 siguen en Calamocarro por lo que es difícil que el número se reduzca lo suficiente como para que el nuevo centro los acoja a todos. De todas maneras, la idea es que estén allí un máximo de cinco meses. Esto garantiza que una vez alcanzadas las tierras ceutís, las cosas son sencillas. Eso es, al menos, lo que piensan los inmigrantes. Para contrarrestar esa idea el Gobierno gastará 2.800 millones de pesetas más. 

 
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