El País Digital
Martes 
8 febrero 
2000 - Nº 1376
ESPAÑA
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Más de la mitad de los marroquíes de El Ejido viven hacinados en infraviviendas 

Un informe de las ONG advertía en 1998 de la creciente "marginalidad" de los inmigrantes 

MIGUEL GONZÁLEZ, Madrid 
"Hoy nos preocupa especialmente la tensión bastante generalizada que están viviendo las relaciones entre los inmigrantes y la sociedad almeriense. Vemos con preocupación que se proyecta sobre este colectivo la responsabilidad de buena parte de los hechos antisociales que se producen y se percibe como enemigos, como un peligro para el resto de la sociedad". Hace casi dos años, en marzo de 1998, la Mesa para la Integración Social de los Inmigrantes en Almería dio la voz de alarma ante el riesgo que representaba la creciente "marginalidad" del colectivo inmigrante. 
 
'La inmigración
en Almería'
La revolución del plástico, los cultivos intensivos de invernadero, especialmente en el poniente almeriense, ha transformado la provincia andaluza, tradicional tierra de emigración, en destino preferente de los inmigrantes. En marzo de 1998, una década después de que se iniciara, la asociación Almería Acoge y los sindicatos CC OO y UGT -miembros de la Mesa para la Integración Social de los Inmigrantes en Almería- realizaron un primer estudio de este fenómeno, el más profundo realizado hasta ahora.
 
 

El informe constataba la "evolución francamente positiva" que se había producido en la regularización de los inmigrantes, pasando de un 90% en situación irregular en 1987 a entre un 25% y un 30% once años después.
 
 

Sin embargo, advertía de que, "en otros aspectos, como la tipología y calidad de la vivienda, el proceso ha sido el inverso, de tal manera que estamos inmersos en una evolución progresiva hacia una cada vez más preocupante situación de marginalidad".
 
 

El informe cifraba en 20.000 los extranjeros residentes en la provincia, de los que 14.000 (el 72%) eran inmigrantes económicos, procedentes del Tercer Mundo; el 64%, marroquíes. El 92% trabajaba en la agricultura, el sector de mayor precariedad.
 
 

El documento prestaba especial atención a El Ejido, el municipio con más inmigrantes de la provincia; 5.540, más del 30% del total. Al contrario que en otras localidades, su inmigración era casi exclusivamente marroquí y la de peón agrícola su única ocupación laboral. Además, subrayaba el hecho de que sólo el 25% de los inmigrantes de El Ejido residieran en su casco urbano, mientras la gran mayoría vivía diseminada en el campo. "No es un dato neutral, sino que expresa una verdadera falta objetiva de relación entre los inmigrantes y la sociedad de acogida", agregaba.
 
 

Hombres solos
 
 

Un apartado del informe estudiaba las condiciones de habitabilidad de las casas ocupadas por extranjeros en este municipio y otros dos (Vícar y Berja), para lo que se analizaron 260 viviendas.
 
 

Las conclusiones no pudieron ser más demoledoras: sólo un 33% vivía en casas urbanas o pisos similares a los de la población española; y otro 10%, en casas o cortijos en condiciones buenas o aceptables, aunque aisladas. Por contra, el 57% residía en verdaderas "infraviviendas", almacenes o casas semiderruidas.
 
 

Un análisis pormenorizado avaló esta apreciación: el 42% de las viviendas estudiadas no tenía tabiques de separación entre habitaciones, lo que no sólo impide un mínimo de intimidad sino que "confirma que se trata de almacenes agrícolas u otro tipo de estructuras no pensadas ni adaptadas para ser habitadas".
 
 

Prueba de ello, es que el 55% carecía de agua corriente, el 57% de baño, el 56% de cocina y el 31% de luz eléctrica. La media de habitantes por vivienda era de 4,38, aunque sólo el 58% tenía más de una habitación. El 35% estaban ocupadas por familias y el 65% por grupos de varones.
 
 

El "hacinamiento" de los inmigrantes en viviendas carentes de las mínimas condiciones de salubridad estaba creando, según el informe, un "verdadero gueto diseminado" que consolida la marginalidad de este colectivo y refuerza los prejuicios de buena parte de la sociedad almeriense.
 
 

Además, agregaba el estudio, la falta de una vivienda digna es un obstáculo para el reagrupamiento familiar, que no sólo es un derecho básico, sino la primera condición para la integración social, pues "un colectivo de hombres solos es por definición un colectivo desintegrado". 

¿Hacia un 'apartheid' escolar? 

M. G. , Madrid 
Almería es la provincia andaluza que más niños extranjeros tiene escolarizados (625), según el informe del Foro para la Inmigración, y El Ejido es el segundo municipio de la provincia con mayor número de escolares con necesidades educativas especiales (163), entendiéndose por tales los hijos de extranjeros que requieren apoyo para su integración en el sistema educativo.
 
 

La escolarización de los hijos de inmigrantes es prácticamente total y aún se carece de experiencia para medir la incidencia del fracaso escolar en este colectivo. Sin embargo, el informe advierte sobre el alto grado de concentración de los alumnos extranjeros en El Ejido. En concreto, el 68% estudia en sólo cinco centros. "Se está provocando un efecto de concentración de niños inmigrantes en algunos colegios que vemos con preocupación y que puede dar lugar a convertir a estos centros educativos en pequeños guetos como ha sucedido en otros países europeos", destaca el informe. El 91,3% de los hijos de inmigrantes acuden a centros públicos y sólo un 8,7% logra matricularse en centros concertados, a pesar de que están obligados a admitirlos. 

"En Almería no hay racismo", dijo al Senado el subdelegado 

M. G. , Madrid 
"No hay racismo ni xenofobia en Almería, lo que se ha hecho a veces es magnificar hechos como los sucedidos en Níjar, aunque sí ha habido hechos graves, pero no tan exagerados como se han difundido". El subdelegado del Gobierno, Fernando Hermoso, intentó tranquilizar a los senadores miembros de la Ponencia de Estudio sobre la Intolerancia y las Nuevas Formas de Marginación y Esclavitud que visitaron Almería los pasados 18 y 19 de noviembre.
 
 

La realidad, sin embargo, se encargó de desmentirle. "Al oír que no hay posibilidad, por ejemplo, de que los inmigrantes reciban servicio en los bares de la zona", relata el boletín del Senado del pasado 18 de enero, "efectúan una prueba consistente en entrar un grupo de senadores en un bar de la carretera, concretamente en la zona de Níjar, y solicitar unos servicios y, acto seguido, cuando entraron en dicho bar unos inmigrantes y pidieron que les sirvieran unos cafés, se les indicó por parte del camarero y dueño del bar que no podían servirles porque iban a cerrar".
 
 

"Ante la llamativa situación", agrega, "se hicieron discretas averiguaciones y los dueños del bar que, paradójicamente, a su vez habían sido emigrantes hasta hace bien poco, manifestaron que los inmigrantes provocan algaradas en los bares, hace poco un inmigrante sacó una navaja, afirman, y ello hace que en aquellos bares que se sirviera a inmigrantes dejaría de asistir la población autóctona, razón por la cual son reticentes a permitir que puedan estar en los bares comunes con el resto de la población".
 
 

Asentamiento inhumano
 
 

Los senadores visitaron un poblado chabolista de inmigrantes en el municipio de La Mojonera, en el que vivían unas 40 personas, todos varones, donde, "casualmente, encontraron a un muchacho de unos 14 o 15 años que acababa de llegar en una patera".
 
 

Cerca de allí, hallaron otro asentamiento: "una casa abandonada en la que viven en condiciones pésimas, en el sentido de carecer de lo más básico -agua, luz, sanitarios, etc,- unos 80 varones con problemas muy importantes de falta de legalización, de falta de trabajo o, los que trabajan, a veces con jornadas de 12 horas".
 
 

Lo único limpio y pulcro, recuerda el informe del Senado, era una mezquita construida por ellos mismos, "que vinculaba a este deficitario agrupamiento con la autopercepción de la dignidad humana".
 
 

Más certero que el del subdelegado fue el pronóstico que les hizo el representante de CC.OO, Emilio Asensio: "Cualquier documento se queda corto ante la realidad que los senadores van a ver". 

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