ETA asesina en Vitoria al dirigente socialista Fernando
Buesa y a su escolta de la Ertzaintza
Miles de vascos piden la dimisión del 'lehendakari' y gritan
contra "los fascistas de HB"
PEDRO GOROSPE, Vitoria
ETA irrumpió brutalmente a tres días del inicio de
la campaña electoral, asesinando en Vitoria con una furgoneta cargada
de explosivos al dirigente socialista Fernando Buesa y a su ertzaina
de escolta, en su segundo atentado mortal tras la ruptura de la tregua.
El lehendakari Ibarretxe dio la respuesta política a la consternación
provocada por el crimen en la sociedad vasca y española al declarar
roto el pacto de legislatura que su Gobierno (PNV-EA) suscribió
en mayo con Euskal Herritarrok, que ayer rehusó de nuevo condenar
el asesinato. El presidente Aznar y Almunia, que acudirán hoy a
los funerales, coincidieron en su voluntad de luchar contra los terroristas
"con las armas de la ley y la democracia".
El cadáver de Fernando Buesa yace junto
a uno de los coches que ardieron tras
la explosión (P. J. Phanse).
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Una furgoneta cargada con más de 20 kilos de explosivos puso fin
ayer en el campus universitario de Vitoria a la vida del portavoz
del PSE en el Parlamento vasco, Fernando Buesa, de 53 años, casado
y con tres hijos, y a la del ertzaina que le escoltaba, Jorge Díez
Elorza, de 26 años y soltero. Los terroristas de ETA tenían
a la vista al parlamentario y su escolta cuando a las 16.38 accionaron
el mando a distancia que provocó la explosión y la muerte
instantánea del ex vicepresidente del Gobierno autónomo,
uno de los políticos más críticos con la banda y su
entorno político. Buesa había salido de su domicilio en compañía
de su hijo, del que acababa de despedirse.
Cinco horas después, el lehendakari, Juan José
Ibarretxe, anunciaba en una comparecencia institucional que su Ejecutivo,
reunido en sesión extraordinaria, ha decidido romper "a todos los
efectos" el pacto parlamentario que mantenía con EH desde el 18
de mayo de 1999 y que ya había quedado suspendido tras el anterior
atentado mortal de ETA, el 21 de enero de este año, en Madrid y
también con coche bomba, contra el teniente coronel Pedro Antonio
Blanco.
El presidente del Gobierno central, José María Aznar,
había manifestado poco antes de la intervención de Ibarretxe
que los ciudadanos esperaban "respuestas claras, sin tibiezas, sin ambigüedades;
respuestas que distingan claramente a los que están con los que
matan de los que están con los que mueren". La ruptura con EH, que,
en su línea habitual, se ha negado a condenar el doble asesinato,
no le parece suficiente a La Moncloa, como anoche se encargaba de precisar
el portavoz Josep Piqué, quien exige al PNV que salga de su silencio
y se aparte con claridad de los grupos que apoyan y jalean el terrorismo
"en todas las instituciones".
El asesinato de Buesa es el segundo tras la ruptura de la tregua,
el 3 de diciembre pasado, y el segundo también de un miembro de
la Cámara vasca (hace cuatro años ETA mató a Gregorio
Ordóñez, entonces hombre fuerte del PP), y se produce en
vísperas del inicio de la campaña de las elecciones generales,
que echará a andar mañana a las 12 de la noche.
La furgoneta bomba, una Renault Express blanca robada hace cerca
de un año, estaba aparcada en el cruce de las calles Agirre Miramón
y Nieves Cano, en pleno campus, rodeado de un instituto de educación
secundaria y dos centros de estudios superiores. Una esquina por la que
el político socialista pasaba a diario, junto a cientos de estudiantes
que apenas veinte minutos después hubieran abandonado las aulas.
A pesar de que Buesa estaba amenazado -su nombre aparecía como objetivo
de ETA en documentos de distintos grupos del comando Araba, que
le habían seguido los pasos en 1995-, seguía haciendo el
mismo recorrido para llegar y salir de su domicilio.
Ayer se dirigía a una reunión del comité
electoral del PSE. Tres minutos después de despedirse de su familia
perdió la vida destrozado por el impacto de la bomba. Murió
al instante. Su escolta, el ertzaina Jorge Díaz Elorza, el
noveno agente vasco que asesina ETA, todavía vivía. Ocho
minutos después, un policía nacional asistía a su
último suspiro. Varios trabajadores le habían trasladado
en una valla de señalización para facilitar el trabajo a
la ambulancia que estaba en camino. El cuerpo de Buesa quedó a cinco
metros del lugar de la explosión; el de Díaz Elorza fue desplazado
por la onda expansiva 150 metros más allá.
Gritos contra Ibarretxe
La explosión provocó heridas leves a una mujer de
51 años, que acudió por su propio pie al hospital de Santiago,
y la rotura de los cristales de un chalé al otro lado de la calle
y de las ventanas del instituto Federico Baraibar, donde también
resultaron lesionados varios alumnos. Muchos de ellos, que se habían
echado a la calle asustados, asistieron en medio de escenas de nervisosismo
al dramático espectáculo que ETA acaba de provocar a tan
sólo 200 metros de la sede del Gobierno vasco, donde el portavoz
Josu Jon Imaz ofrecía una rueda de prensa que quedó inmediatamente
suspendida ante el desconcierto generado por el estruendo.
El atentado contra Buesa ha merecido la inmediata reacción
de repulsa internacional y la suspensión de todos los actos de la
precampaña del 12-M, y ha desencadenado un ambiente de gran tensión
en la ciudadanía del País Vasco. De hecho, ayer, cuando Ibarretxe
anunciaba la ruptura con EH, en el exterior de la sede de la Presidencia
se concentraban unas 300 personas pidiendo la dimisión del lehendakari.
Antes, en la plaza de Correos, lo habían hecho varios miles, que
también dieron gritos contra los "fascistas de HB".
La banda terrorista ya había intentado el 3 de enero un
ataque similar contra una patrulla de la Guardia Civil en Bilbao. La operación
se frustró y fueron detenidos varios terroristas, pero 18 días
después ETA conseguía asesinar al teniente coronel Pedro
Antonio Blanco en Madrid, ciudad en la que antes había planeado
otros dos atentados con coche bomba.
Entre un asesinato y otro ha pasado un mes exacto. El tiempo que
han tardado los escépticos en ver confirmado que la ruptura de la
tregua anunciada el 28 de noviembre de 1999 era real. ETA ha vuelto a matar,
y esta vez en Euskadi, a un oponente político que el pasado viernes
vencía en un debate parlamentario sobre la violencia callejera a
los partidos del Gobierno de Ibarretxe, PNV y EA, con un discurso muy crítico
contra la alianza que ambos partidos nacionalistas mantenían con
EH y que ayer el lehendakari optó al fin por romper. Gobernarán
en minoría.
La capilla ardiente con los restos mortales de Buesa se abrirá
hoy a las 10.00 en la sede del Parlamento autónomo. A las 19.00,
el cortejo fúnebre recorrerá varias calles de la ciudad.
El funeral lo oficiará en la catedral el obispo de Vitoria, Miguel
Azurmendi. Estará presente José María Aznar, quien
ayer transmitió su condolencia al secretario general del PSOE, Joaquín
Almunia.
Tres días de luto
Será la primera de las tres jornadas de duelo que ha decretado
Ibarretxe, y ni en Euskadi ni en el resto de España habrá
actividad política alguna. Todas las formaciones e instituciones
vascas, incluida la Universidad, han suspendido su actividad.
El atentado se produjo a tres días del inicio de la campaña
del 12-M y la víspera del décimosexto aniversario del asesinato
del senador socialista Enrique Casas.
ETA ha utilizado ya en otras ocasiones las campañas y las
precampañas electorales para intentar condicionar la voluntad de
los ciudadanos. Una estrategia que ha llevado a Fernando Buesa a convertirse
en el tercer dirigente socialista asesinado por la banda en plena convocatoria
electoral. Casas perdió la vida en 1984 durante la campaña
de las autonómicas. En 1996, en fechas próximas a las elecciones
generales, fueron asesinados el socialista Fernando Múgica y el
catedrático Francisco Tomás y Valiente. En 1995, en la precampaña
de las autonómicas y municipales del 28 de mayo, ETA intentó
matar a Aznar, entonces líder de la oposición.
El secretario general del PSE, Nicolás Redondo, animó
ayer a sus compañeros de partido a "no dar un paso atrás".
Tras una reunión de urgencia de la ejecutiva del PSE, dijo que este
partido va a seguir defendiendo "como él [Buesa] hacía, todos
los principios democráticos con arreglo a la Constitución
y el Estatuto". Reconoció que el asesinato va a provocar mucho llanto
entre los compañeros del partido, pero advirtió de que a
pesar del dolor, van a ser "radicales en la defensa de la democracia".
Los socialistas vascos reunieron ayer en la capital alavesa a
las 8 de la tarde a miles de ciudadanos en la plaza de Correos. En la concentración,
en medio de un ambiente crispado y tenso, se dieron gritos contra ETA,
HB y el Gobierno vasco. Estuvieron presentes, entre otros, el presidente
del Congreso, Federico Trillo; el ministro del Interior, Jaime Mayor; el
ex lehendakari José Antonio Ardanza, y cuatro consejeros.
El sábado, a las cinco de la tarde, volverá a haber
una manifestación. Esta vez, convocada por Ibarretxe. El mismo día
que HB y EH pretenden reunir a los suyos en San Sebastián.
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