Un tercio de los
inmigrantes legales de España sufre el rechazo xenófobo al
buscar trabajo
Un informe de la OIT denuncia las graves discriminaciones laborales
contra los extranjeros
LUIS VÁZQUEZ / MIGUEL BAYÓN, Ginebra
/ Madrid
El 36% de los trabajadores extranjeros que residen legalmente en
España son rechazados por las empresas debido a su origen, según
un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentado
ayer en Ginebra. El colectivo más discriminado es el de los marroquíes,
de los que una cuarta parte son rechazados antes incluso de presentar formalmente
su demanda de empleo. La discriminación es más grave en la
industria y en el sector servicios, hostelería incluida, que en
actividades como la construcción.
Cola de inmigrantes junto a la Subdelegación
del
Gobierno en Almería el 1 de febrero (F. Bonilla).
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El grado de rechazo injustificado a los inmigrantes legales difiere entre
provincias. Las cotas más altas se alcanzan en Barcelona y Málaga,
donde casi un 50% de los trabajadores extranjeros son rechazados por las
empresas de forma discriminatoria. La cifra es menor en Madrid, con un
28% de rechazo.
El informe de la OIT se ha centrado en cuatro países europeos.
Los porcentajes de discriminación laboral de los inmigrantes legales,
según los anteriores criterios, son los siguientes: 20% en Alemania,
32% en Bélgica, 36% en España y 40% en Holanda.
Los expertos de la OIT basan sus conclusiones en un seguimiento de las
ofertas de empleo aparecidas en los medios de comunicación, y en
cómo las empresas tramitaban las solicitudes de los demandantes
extranjeros, en comparación con las de los autóctonos. La
mayoría de los casos de discriminación se dan en la primera
fase del proceso de selección. Por ejemplo, en España, al
25% de los marroquíes ni siquiera se les permitió presentar
formalmente su solicitud.
Según fuentes sindicales españolas, la situación
puede ser en realidad más grave de lo que refleja el estudio de
la OIT. "El informe se centra sólo en el rechazo que se produce
en el proceso de selección para un trabajo", dice José Luis
Sánchez, responsable de inmigración de Comisiones Obreras
(CC OO). "Pero ese proceso tiene lugar para empleos con una cierta cualificación.
¿Qué pasa con el resto de los trabajos? La mayoría
de los inmigrantes ni siquiera accede a una selección".
Destino prefijado
La primera discriminación, señala CC OO, tiene lugar en
los propios flujos migratorios permitidos por los Gobiernos. "Hay inmigrantes
que, sea cual sea su cualificación, entran ya en España con
un destino laboral prefijado por esos cupos: tantos para agricultura, tantos
para construcción, tantos para servicio doméstico".
Pero, siendo importante el rechazo en la selección laboral, lo
peor sucede al margen de ese proceso. "Las discriminaciones son múltiples",
dice Sánchez. "Flexibilidad absoluta para el empresario, horarios
ilegales, diferencias en servicios de salud, ausencia o precariedad de
contratos. Las cifras de la OIT podrían doblarse si se analizaran
esas discriminaciones".
CC OO calcula que actualmente hay de 350.000 a 400.000 inmigrantes en
España, de los cuales entre 80.000 y 100.000 están en situación
irregular. Según la OIT, el 37% de los trabajadores inmigrantes
que están en activo en España son marroquíes.
El estudio de la OIT también revela que, en estos momentos, el
número total de inmigrantes en todo el mundo sobrepasa los 120 millones
de personas, frente a los 75 millones que había en 1965. La tesis
central del trabajo, titulado Workers without frontiers, es que
el fenómeno de la mundialización, lejos de reducir los flujos
humanos internacionales, ha aumentado las presiones migratorias de una
manera completamente inédita.
"En un mundo de ganadores y perdedores, los perdedores no desaparecen.
Simplemente buscan un lugar donde ir", dijo Peter Stalker, el autor del
informe. Evidentemente, la posibilidad de conseguir un buen empleo y obtener
una remuneración mucho más alta es el principal motivo que
hace emigrar a las personas. En todo el mundo se repite este fenómeno.
Por ejemplo, en 1997, los jornaleros indonesios ganaban en su país
28 centavos de dólar diarios, frente a los 2 dólares o más
en su vecina Malaisia.
Pero el dinero no es la única motivación. La caída
en los precios del transporte y la mayor velocidad de las comunicaciones
han modificado el carácter de la migración internacional
haciendo de ella una acción mucho menos permanente.
En 1990, los costos del transporte aéreo por kilómetro
se habían reducido al 20% de su importe en 1930. Y, entre 1930 y
1960, el precio de una conversación telefónica de tres minutos
de duración, entre Londres y Nueva York, pasó de 300 dólares
a un dólar. Según Stalker, "estos cambios han hecho que la
salida del propio país hacia otro desconocido resulte menos temible
y traumática, con el resultado adicional de que los flujos migratorios
se han hecho más complejos y diversos".
Como negocio, el tráfico de emigrantes es sumamente lucrativo.
Por pasar en coche, ilegalmente, a alguien a través de una frontera
de Europa Oriental o en una embarcación desde Marruecos a España,
pueden cobrarse hasta 500 dólares. La OIT estima entre 5.000 y 7.000
millones de dólares el dinero movido anualmente por el tráfico
de emigrantes indocumentados.
Cada vez menos conformistas
M. B, Madrid
La Asociación de Trabajadores Marroquíes en España
(ATIME), aunque no conoce de momento el informe de la OIT, sí afirma
haber detectado "un aumento del rechazo para ciertos trabajos" que afecta
a los inmigrantes procedentes de ese país. ATIME ha tenido un destacado
papel en las negociaciones tras la crisis xenófoba de El Ejido.
Según datos de 1999 del Observatorio Permanente de la Inmigración
manejados por esta asociación, hay en España 150.000 marroquíes
en situación legal, de los cuales unos 67.000 están dados
de alta laboralmente.
"Hace dos años participamos en un informe elaborado por un grupo
de estudios por encargo de la OIT, que se ceñía sobre todo
a Barcelona y Madrid", dice Abdelhamid Beyuki, presidente de ATIME, "y
comprobamos un creciente rechazo empresarial para dar trabajo a los marroquíes.
Lo que queremos creer es que no se debe a nada relacionado con la etnia,
sino más bien a que existe una mayor sindicalización entre
los marroquíes y por tanto una actitud menos conformista. El marroquí,
ahora, dice: 'Quiero un convenio que sea igual para mí que para
Juan'. Es lo que oímos decir en El Ejido: 'No se callan, son protestones;
en cambio los negros y los del Este de Europa son dóciles".
Para ATIME, el rechazo se da sobre todo en sectores de servicios como
la hostelería. "Es decir, en sectores donde no hay necesidad absoluta
de marroquíes", dice Beyuki. "No había ningún rechazo
para trabajar en los plásticos de El Ejido, o en los campos de tabaco
de Navalmoral de la Mata: por la sencilla razón de que para esos
trabajos no hay competencia de españoles". |