El País Digital
Martes 
16 noviembre 
1999 - Nº 1292
INTERNACIONAL
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Las medidas del Gobierno cubano impiden una cálida acogida al Rey en las calles 

Castro no acudió a acompañar al monarca en su esperado paseo por La Habana Vieja 

J.M.LARRAYA / M.VICENT, La Habana 
El rey Juan Carlos pudo ayer cumplir un antiguo deseo: ser el primer monarca español en recorrer las calles del casco histórico de La Habana, que conserva como ninguna otra capital de América la huella de la mejor herencia cultural española. Don Juan Carlos y doña Sofía, acompañados en todo momento por el presidente del Gobierno, José María Aznar, y Ana Botella, se vieron privados del calor popular, ya que las calles habían sido cerradas al tráfico y al público para que la delegación que asiste a la Cumbre Iberoamericana pudiera recorrerlas sin problemas. 
 
La reina Sofía acaricia a un gato
durante el paseo por La Habana (EFE).
La ausencia de Fidel Castro, al que se esperaba en alguna parte del recorrido, reflejó la frialdad por la que atraviesan las relaciones entre los dos países y contrastó sobremanera con el gesto de deferencia del presidente cubano hacia don Juan Carlos, a quien fue a recibir al aeropuerto y después llevó en su automóvil oficial hasta la residencia del embajador de España, donde Castro entró sin ser invitado y regaló al monarca un cuadro del pintor cubano Manuel Sosabravo. La visita está repleta de gestos por ambas partes, reflejos de la tensión subterránea que ha rodeado esta visita real desde el comienzo de su planificación.
 
 

La previsión del ministro de Exteriores cubano, Felipe Pérez Roque, de que el Rey iba a tener dificultades para soportar el calor humano cuando recorriera La Habana, no se cumplió en absoluto. Y esa falta de gente, uno de los escasísimos bienes que el Gobierno cubano puede poner en grandes cantidades en cualquier momento, se interpretó como una respuesta diplomática a las duras declaraciones de Aznar contra el régimen cubano horas antes de visitar La Habana.
 
 

Un funcionario cubano que acompañaba a la comitiva española declaró que la reacción popular hubiera sido muy distinta si los Reyes hubieran recorrido La Habana solos. Lo que no faltó fue el calor atmosférico, que le llevó a Aznar a despojarse de su chaqueta durante el recorrido ante la mirada misericorde de don Juan Carlos, que en ningún momento se quedó en mangas de camisa.
 
 

A falta de una entrevista formal con el presidente cubano, como la celebrada en la última Cumbre Iberoamericana de Oporto, el Rey mantuvo una conversación a solas con Fidel Castro, durante más de veinte minutos, en el recorrido entre el aeropuerto internacional José Martí de La Habana y la Embajada española.
 
 

Visita privada
 
 

Castro había invitado al Rey a subir a su automóvil, mientras Aznar se marchó en un coche oficial al hotel Meliá, donde se aloja, y doña Sofía y Ana Botella se iban a cenar a un restaurante privado (conocidos como paladares en Cuba) de un barrio popular de La Habana.
 
 

El presidente del Gobierno, al que le gusta presentar su estancia en La Habana, en estas horas previas a la cumbre, como una visita privada, "dado que no se dan las condiciones mínimas para que se pueda realizar una oficial", realizó su primera declaración política de la jornada a primera hora de la mañana, tras la visita a la casa que fue residencia de su abuelo paterno y de su padre en La Habana.
 
 

Tras charlar con una anciana pareja que vive en el inmueble -un edificio de tres plantas próximo a la Universidad de La Habana-, el presidente Aznar dijo que quería enviar un mensaje a los cubanos "de dentro y de fuera" y desearles "libertad y prosperidad".
 
 

José María Aznar, visiblemente emocionado, buscó el contacto con el público que se agolpó en las aceras para curiosear la llegada del presidente español y que dio vivas a España y Cuba. Manuel Aznar, abuelo del presidente del Gobierno, fue un destacado periodista en la II República y el franquismo, del que fue embajador.
 
 

Las primeras entrevistas del Rey y del presidente del Gobierno en La Habana -a falta de todo contacto oficial con las autoridades cubanas al margen de los protocolarios- fueron con el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, con el que cenaron el domingo en la residencia del embajador; el desayuno de ayer con el presidente de Portugal, Jorge Sampaio, y el posterior almuerzo con el presidente mexicano, Ernesto Zedillo.
 
 

El Rey, al término del paseo por las calles del casco antiguo, y mientras que Aznar se entrevistaba con miembros de la disidencia, recibió en la Embajada de España al cardenal de La Habana, Jaime Ortega, para tener información de primera mano de la situación de las relaciones de la Iglesia y el Estado en Cuba. 

Se crea la Secretaría de Cooperación

J.M.L, La Habana 
El resultado más concreto que tendrá la IX Cumbre Iberoamericana que se celebra estos días en La Habana será la institucionalización de los encuentros presidenciales iberoamericanos mediante la creación de una Secretaría permanente de cooperación. Esta Secretaría tendrá su sede en la capital española, Madrid, y a su frente estará el diplomático mexicano Alberto Lozoya. Ambas elecciones ponen de manifiesto el destacado papel que juegan España y México como impulsores y principales garantes del sistema de cumbres y de la comunidad iberoamericana.
 
 

La mencionada Secretaría de cooperación va a manejar fondos propios y su labor principal será coordinar los diferentes proyectos de colaboración regional, pero esta institución no sustituirá a otros organismos de cooperación bilateral.
 
 

La Secretaría es un viejo anhelo de la diplomacia española y su puesta en marcha en el marco de esta cumbre de La Habana es considerada por el Gobierno de Madrid como uno de sus principales éxitos diplomáticos. La financiación de la Secretaría correrá a cargo del conjunto de los Estados miembros, pero se prevé que sea España el país que aporte el grueso de los recursos. 

España consigue inaugurar un centro cultural abierto a todos

J.M.L , La Habana 
El centro cultural español de La Habana, en su día calificado por el líder cubano, Fidel Castro, como un nido de conspiración, es uno de los logros de la diplomacia española en los últimos años. Su inauguración, prevista para hoy, está rodeada de incógnitas que reflejan las tensiones políticas que han rodeado la presencia del rey Juan Carlos y del presidente del Gobierno, José María Aznar, en La Habana.
 
 

Con una inversión próxima a los 300 millones de pesetas, la restauración de una bella casa en el Malecón habanero, el Palacio de las Cariátides, fue no sólo un logro cultural, sino el resultado de una larga batalla política. La diplomacia española negoció durante largos meses con el Gobierno cubano la apertura de este centro cultural, que es una ventana abierta a la información y la cultura para todos los cubanos que quieran acercarse a sus salas, donde pueden consultar libremente la prensa, los cables de las agencias de noticias o acceder a Internet.
 
 

La hija de Alberti
 
 

Por ello se espera que don Juan Carlos acuda esta tarde a su inauguración, en la que estarán presentes destacadas figuras de la cultura cubana y en la que Aitana Alberti, la única hija del poeta andaluz recientemente fallecido, leerá un poema inaugural. Sin embargo, todavía no se sabe oficialmente si el Rey o el presidente del Gobierno acudirán a la inauguración.
 
 

Fuentes diplomáticas indicaron que la ausencia del Rey sólo podría indicar la negativa de Aznar a que haya actos protocolarios durante las horas previas al comienzo de la Cumbre Iberoamericana para mantener la verdad oficial de que se trata de una estancia privada.
 
 

En ese caso, la ceremonia estaría presidida por el ministro de Asuntos Exteriores español, Abel Matutes, a fin de situar en ese rango las relaciones bilaterales.
 
 

Doña Sofía visitó ayer la iglesia de Santa María del Rosario, a las afueras de La Habana, en cuya restauración ha colaborado Caja Madrid. Su presidente, Miguel Blesa, amigo de Aznar, viajó a Cuba para asistir a este acto. Caja Madrid es una de las entidades financieras que tienen oficinas en Cuba y financia a diversas empresas españolas y extranjeras que están tomando posiciones en la isla.
 
 

[Sabino Fernández Campo, jefe de la Casa del Rey entre 1977 y 1993, manifestó ayer en Albacete que los reyes de España no deberían haber visitado Cuba dentro de la delegación española que participa en la Cumbre Iberoamericana, sino "de forma independiente", ya que se trataba de un acontecimiento puntual, informa Europa Press. "Se tendría que haber enfocado como la representación española que ellos ostentan a un pueblo, y no a un Gobierno", explicó en una conferencia el ex jefe de la Casa del Rey]. 

Una ciudad en obras, tomada por estudiantes y policías

M.V, La Habana 
Las calles de la ciudad de La Habana amanecieron el lunes tomadas por centenares de estudiantes de enseñanza media y superior, a los que las autoridades académicas liberaron oportunamente de todos sus compromisos docentes en estos días. El objetivo: que su presencia garantizase una cierta sensación de juventud y alegría, al lado de un gigantesco dispositivo de seguridad a cargo de miles de policías de paisano y uniforme.
 
 

En algunas partes del Malecón -la principal arteria de la ciudad y uno de sus atractivos turísticos-, que se ha convertido en una de las vías obligadas de paso de las delegaciones, hay instaladas tarimas y suena la música a todo volumen, mientras que frente a la Sección de Intereses de Estados Unidos, país al que Cuba acusa de tratar de sabotear la IX Cumbre Iberoamericana de La Habana, se aprecia un legendario y viejo cartel con la proclama revolucionaria: "Señores imperialistas, no les tenemos absolutamente ningún miedo". Por allí, por ese Malecón inmenso, pasaron ayer las caravanas que llevaban a los reyes de España y al presidente del Gobierno, José María Aznar, cuando se dirigían a recorrer el casco histórico de la ciudad, otra de sus joyas, declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco.
 
 

Los aguaceros tropicales caídos en los días previos a la cumbre han hecho que el maquillaje de última hora al que se quiso someter a la avenida marítima de La Habana no estuviese terminado a tiempo. Ayer todavía era posible ver a obreros con mono, ensimismados en la reparación de las partes más dañadas del muro.
 
 
 

  • El despliegue de policías era grande, sobre todo en la Quinta Avenida de Miramar. En los días previos a la cita presidencial, en los barrios más problemáticos de la ciudad, la policía detuvo a jineteras (prostitutas) y gente con antecedentes penales, una medida habitual en Cuba en la época del carnaval o cuando se producen visitas importantes. Y ésta, con los jefes Estado y de Gobierno de numerosos países latinoamericanos, España y Portugal es, sin duda, una de ellas. 
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