El País Digital
Jueves 
9 diciembre 
1999 - Nº 1315
 
ESPAÑA
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El PP sólo reconoce a los inmigrantes 'sin papeles' derecho a la sanidad y la educación 

Las 112 enmiendas populares dan la vuelta a la Ley de Extranjería consensuada en el Congreso 

MIGUEL GONZÁLEZ, Madrid 
El PP pretende dar en el Senado un vuelco al texto de la Ley de Extranjería aprobado por unanimidad en el Congreso de los Diputados. Los populares han presentado 112 enmiendas con las que tratan de modificar 51 de los 63 artículos del proyecto de ley así como cinco de las catorce disposiciones, e introducen cinco artículos y dos disposiciones nuevas. El Grupo Popular ha asumido los planteamientos del Ministerio del Interior y quiere que los derechos reconocidos a los inmigrantes sin papeles se limiten a la educación obligatoria y la sanidad. Mientras que el texto aprobado en el Congreso el pasado 25 de noviembre consideraba la reagrupación familiar un derecho, el Partido Popular habla ahora del "derecho a solicitar la reagrupación". El portavoz de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes en España, Mustapha el M'Rabet, afirmó ayer que "el Gobierno nunca ha tenido voluntad política de sacar adelante esta Ley de Extranjería". 
 
El senador socialista Juan José Laborda muestra
el paquete de enmiendas del PP a la Ley
de Extranjería (M. Gener).
El acceso a la sanidad y a la educación obligatoria son los únicos derechos que el PP está dispuesto a reconocer a los inmigrantes irregulares. Si se aprueban las 112 enmiendas que presentó el martes por la noche en el Senado, quedará poco más de la proposición de ley de Extranjería que el pleno del Congreso aprobó por unanimidad el pasado 25 de noviembre. Las enmiendas del PP modifican 51 de sus 63 artículos y cinco de sus 14 disposiciones, además de crear cinco artículos y dos disposiciones nuevas.
 
 

Pero, sobre todo, cambia radicalmente su filosofía: el texto consensuado tras 18 meses de debate en el Congreso avanzaba hacia la equiparación de derechos entre españoles y extranjeros, al margen de su situación legal. Las propuestas del PP, que constituyen una enmienda a la totalidad en forma de cambios parciales, niegan a los sin papeles casi todos los derechos y convierten a los extranjeros con residencia legal en ciudadanos de segunda, con derechos disminuidos respecto a los españoles. El margen de discrecionalidad de la Administración, que el texto del Congreso recortaba drásticamente, se ensancha al dar carácter "potestativo" a muchas decisiones que afectan a la vida de los inmigrantes.
 
 

Modificaciones máximas
 
 

Consciente del calado de estos cambios, el portavoz popular en el Senado, Esteban González Pons, aseguró que se trata de las "modificaciones máximas" a las que aspira el PP, pero se mostró dispuesto a negociarlas para conseguir el mayor consenso posible.
 
 

Los puntos que más preocupan al Gobierno del texto aprobado por el Congreso los redujo a tres: la difuminación de las diferencias entre los inmigrantes legales y los ilegales, que a su juicio puede provocar un efecto llamada; la necesidad de justificar la denegación de visados, que en su opinión generaría la judicialización del asunto y la pérdida del control de los flujos migratorios por parte del Estado; y la instauración de un mecanismo de regularización permanente que permite acceder a la residencia legal cumpliendo requisitos "fácilmente manipulables" y permite la actuación de las mafias, según el PP.
 
 

Para demostrar su voluntad de diálogo, Gónzález Pons anunció que en la reunión que ayer celebró la ponencia no se iban a incorporar las enmiendas del PP, sino que se daría luz verde al texto del Congreso para enmendarlo en la reunión que celebra mañana la Comisión Constitucional.
 
 

Los representantes de la oposición difícilmente hubieran podido aprobar ayer las enmiendas del PP, pues ni siquiera habían tenido oportunidad de leerlas. Las 112 enmiendas entraron en el registro a las 23,45 del miércoles, quince minutos antes de concluir el plazo, y se distribuyeron a primera hora de la mañana.
 
 

El portavoz socialista, Juan José Laborda, calificó esta actitud de "atropello" y aseguró que su grupo ni siquiera aceptará mejoras técnicas del texto para no legitimar lo que a su juicio constituye un "radical empeoramiento".
 
 

Laborda dijo que las enmiendas del PP a la Ley de Extranjería son "de alambrada", en alusión a la valla que rodea Ceuta y Melilla, y atribuyó su autoría al Ministerio del Interior.
 
 

"Si fuera posible, pediríamos al ministro Jaime Mayor Oreja que viniera al Senado para explicarnos las enmiendas, ya que los ponentes del PP ni las han hecho ni las conocen", argumentó.
 
 

González Pons demostró el martes por la tarde su desconocimiento de las enmiendas que firmó poco después. EL PAÍS le preguntó pasadas las 19 horas por qué quería su grupo incluir una reforma de la ley de Asilo y Refugio, a lo que respondió que no había visto hasta entonces ninguna enmienda sobre ese asunto. La enmienda existe, tiene el número 109, ocupa tres folios y se justifica por la necesidad de aplicar el Convenio de Dublín.
 
 

El subsecretario de Interior, Leopoldo Calvo-Sotelo, acudió el martes por la tarde al Senado para supervisar las enmiendas. Un portavoz del PP aseguró, para minimizar su presencia, que también habían asistido altos cargos de Asuntos Exteriores, Trabajo y Economía, pero no quiso revelar quiénes eran.
 
 

Ausencia de PNV y CiU
 
 

A la reunión de la ponencia de ayer faltaron los representantes del PNV y de CiU, aunque el PP excusó la anunciada ausencia de este último apelando a la niebla. El portavoz del PNV, Iñaki Anasagasti, dejó claro que votará contra las enmiendas del PP cuando el texto vuelva al Congreso.
 
 

Más conciliador se mostró el portavoz de CiU, Josep López de Lerma, quien manifestó a Efe que "en este momento" no puede apoyar los cambios propuestos por el PP, pero que el Gobierno "se ha acercado" a sus tesis.
 
 

López de Lerma se reunirá hoy con el vicepresidente Francisco Álvarez Cascos y el portavoz del PP en el Congreso, Luis de Grandes, para intentar cerrar un acuerdo que debe plasmarse mañana en la comisión y la semana próxima en el pleno del Senado. El presidente catalán, Jordi Pujol habló el martes en tres ocasiones por teléfono con José María Aznar desde Nueva Delhi (India) sobre la reforma de la ley de Extranjería, informa Josep Garriga.
 
 

El apoyo de CiU y Coalición Canaria es imprescindible para que el Gobierno saque adelante sus propuestas, pues si no obtiene mayoría absoluta en el pleno del Congreso del próximo día 23 entrará en vigor sin modificaciones el texto que aprobó la Cámara baja el 25 de noviembre.
 
 

Coalición Canaria ha presentado una enmienda, para que se cree una comisión con la comunidad autónoma que estudie previamente las medidas sobre inmigración que afecten al archipiélago. Su portavoz en el Senado, Victoriano Ríos, ha advertido sin embargo que no cambiará esta enmienda por su apoyo a las propuestas del PP. Entre otras razones porque, al contrario que con CiU, el Gobierno no ha tenido la deferencia de dárselas a conocer.
 
 

Además del derecho de los indocumentados a la sanidad y la educación -aunque sólo la obligatoria, pues la superior y el acceso a las becas se limita a los legales- el PP sólo ha respetado dos apartados importantes del texto del Congreso: las medidas antidiscriminatorias y las de persecución de las mafias; incluida la posibilidad de quedarse en España para los irregulares que denuncien a quienes trafican con ellos. 

Tampere sólo recomienda "aproximar" las leyes de la UE para extranjeros

EL PAÍS, Madrid 
El PP y el Gobierno han invocado hasta la saciedad las conclusiones de la cumbre europea de Tampere (Finlandia) para rebajar el contenido de la Ley de Extranjería. El argumento esgrimido es que, a la vista de lo acordado en el Consejo Europeo de los días 15 y el 16 de octubre, España no puede elaborar "una política de extranjería autónoma". Pero Tampere sólo contiene recomendaciones generales para "desarrollar políticas comunes en materia de asilo e inmigración" y para "aproximar las legislaciones nacionales" sobre admisión y residencia de inmigrantes.
 
 

La elaboración de una política de asilo y migración común debe basarse, según el texto de Tampere, en la colaboración con los países de origen de los inmigrantes, la creación de un sistema común de asilo, la concesión de un "trato justo" a los nacionales de terceros países y la gestión "eficaz" de los flujos migratorios. Con esta base, la presidencia finlandesa de la UE invitó a los Estados miembros, "en el marco de sus respectivas competencias (...), a imprimir una mayor coherencia a las políticas interiores y exteriores de la Unión".
 
 

Aspectos globales
 
 

Es decir, que Tampere sólo recoge "aspectos globales" que no impiden que "cada país siga haciendo su política de Interior de forma soberana", como ha subrayado el portavoz del comisario de Interior y Justicia de la UE. El texto de Tampere parte del desafío de garantizar las libertades de los ciudadanos de la UE; unas libertades que, se dice, "no deberían considerarse dominio exclusivo de los ciudadanos de la Unión".
 
 

"Sería además contrario a las tradiciones europeas", dice en la conclusión tercera, "negar esta libertad a aquellas personas a las que sus circunstancias conducen justificadamente a tratar de acceder a nuestro territorio". Por ello la Unión "ha de desarrollar políticas comunes en materia de asilo e inmigración", que ha de compaginarse con "un control coherente de las fronteras".
 
 

El texto subraya que estos objetivos deben ser compatibles con "un planteamiento común que garantice la integración" de los inmigrantes que "residen legalmente" en la UE. Y así insiste en la necesidad de conceder a los inmigrantes -"que residen legalmente", se machaca- "derechos y obligaciones comparables" a los de los europeos y de fomentar "la ausencia de discriminación en la vida económica, social y cultural" de los no comunitarios. 

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