El País Digital
Martes 
30 junio 
1998 - Nº 788
 


CARLOS SANTANA • GUITARRISTA 

"No comparto mis dones con corruptos" 

DIEGO A. MANRIQUE, Madrid 
El guitarrista Carlos Santana,
ayer, en Madrid (M. Gener).
Al frente de un potente septeto, Carlos Santana presenta por España la última versión de Santana. El grupo, que inició ayer su gira en Madrid con una actuación en el cuartel de Conde Duque, toca hoy en Málaga y tiene previstas paradas también en Valencia (1 de julio), Barcelona (2), Vigo (4) y Gijón (5). Coincide esta visita con la reedición de sus poderosos primeros discos - Santana, Abraxas y Santana III- trabajos que facilitaron la entrada de los ritmos afrocubanos en el rock. Actualmente, Carlos Santana considera que su música tiene una función espiritual: "Las religiones organizadas se han convertido en negocios que se basan en sembrar la culpabilidad y el miedo en la mente de la gente; Bob Marley o yo mismo queremos hacerles ver la realidad".
 
 

Nuevas canciones
 
 

A Carlos Santana le esperaba en su hotel madrileño un bosquejo de lo que podría ser la portada para su nuevo disco, Mumbo Jumbo. Será su debú para Arista, compañía que dirige Clive Davis, el ejecutivo que le fichó para CBS en 1969: "Queremos que en la radio suenen las nuevas canciones de Santana, no los viejos temas de siempre. Clive relanzó la carrera de Aretha Franklin y nosotros tenemos una música igualmente vital y honesta".
 
 

Cuando Santana habla en plural, se refiere a sí mismo y a su esposa Deborah, implicada en la dirección de su carrera pero también en actividades filantrópicas como las de la Fundación Milagro: "Ayudamos a mujeres solteras de Tijuana que se quedan embarazadas y son rechazadas por sus novios y sus familias. Para evitar que vendan drogas o sus cuerpos, les proporcionamos clases de informática. Se trata de devolver algo de lo que nos ha dado el público: personalmente no me interesa tener más carros, más televisores, más casas".
 
 

Carlos Santana, 50 años, asegura que no es una estrella de rock al uso: "En mis paredes no encontrarás discos de platino ni premios; todo está empaquetado en mi garaje. ¿Sabes que tienes que pagar para que te pongan una estrella con tu nombre en Hollywood? Prefiero el reconocimiento de mis hermanos músicos, que me telefoneen Paco de Lucía o Wayne Shorter cuando pasan por San Francisco". Ésos son los verdaderos honores, insiste el músico, no el actuar en actos supuestamente prestigiosos.
 
 

"He rechazado tocar ante tres presidentes estadounidenses", dice Santana. "La última vez, Clinton quería que animara el final de la cumbre de los dirigentes latinoamericanos pero no quiero compartir mis dones con gente corrupta que tiene mucha sangre sobre su conciencia. Tampoco acepté actuar ante el presidente de México y todavía no me lo han perdonado".
 
 

Su relación con los poderes de su país natal es problemática: "En los 80 di una rueda de prensa en el Distrito Federal y mis compatriotas me recriminaron que no tocara géneros mexicanos, 'como el huapango', perdón, le respondí, la música veracruzana viene de África por vía de Cuba; la única música verdaderamente autóctona es la de los zapotecas, los toltecas, los tarahumaras y demás pueblos indígenas. Se enfadaron mucho".
 
 

En su país actual, Santana lleva con orgullo su carácter de chicano, aunque su castellano sea dubitativo: "Lo que nos ocurre a los latinos de Estados Unidos es que no diferenciamos entre ser nobles y ser pendejos. ¡Se aprovechan de nosotros! California dejaría de funcionar si los hispanos se pusieran en huelga. Las leyes esas del english first son estúpidas ya que los estadounidenses ni siquiera hablamos buen inglés. Todos nos necesitamos y es absurdo crear enfrentamientos entre comunidades".
 
 

Mundo chicano
 
 

Su carácter de personaje emblemático del mundo chicano le ha supuesto algunos problemas: "Me arrestaron en el aeropuerto de Houston por llevar un cigarrillo de marihuana no mayor que un mondadientes y salió en todos los periódicos. Creo que la cultura occidental no es capaz de distinguir entre medicinas y drogas", asegura el músico. En su opinión la mescalina, el peyote, la marihuana son productos de la tierra que tienen funciones medicinales ya que "nos ayudan a mirar hacia nuestro interior. Son como un espejo que te revela quién eres. Tu madre insiste en que cumplas como cristiano, tu padre cree que debes ser muy macho, tus profesores dicen que seas un ciudadano respetuoso con las leyes...Muchas personas terminan por no saber quiénes son en realidad. Esas medicinas permiten que cambies el pellejo, como las serpientes, y contemples lo que hay de esencia divina dentro de ti. Las drogas son creaciones humanas que no te liberan sino que te aprisionan. Hay mucha hipocresía en esto: cuando localizan un laboratorio de cocaína en Colombia, ves que los narcos usan productos made in USA ", aclara.
 
 

El guitarrista contempla con satisfacción el hecho de que se aplauda la reedición de los tres primeros LP de Santana: "Son discos excitantes aunque mi mejor música está en Caravanserai o Wellcome. Fue entonces cuando encontré una voz propia como instrumentista. El rock es una pequeña alberca mientras que el jazz es un gran océano; digamos que yo estoy en medio, que nado en un lago. Ningún músico debe limitarse: yo le digo a mi hermano Javier Vargas que no acepte que le llamen 'el mejor guitarrista español de blues'. Él debe tomar mi antorcha y crear algo propio".
 
 

Para Santana, los españoles contamos con la ventaja del poso del Islam y eso explica que la música española tenga tanto sabor. "Pasé mis primeros años de ciudad en ciudad y llegué a San Francisco sin una identidad cultural clara; fue allí donde descubrí a un guitarrista húngaro llamado Gabor Szabo, que me sacó de mi obsesión por B.B.King. Era un músico de jazz pero en sus dedos estaba el arte de los gitanos. Para desarrollar algo nuevo, debes tener hambre, fuego espiritual y limpieza de alma. Por eso los brasileños tocan tan buena música y juegan tan buen fútbol". 

Lo erótico y lo divino

Para Carlos Santana, la música tiene una función espiritual: "Nos une a pesar de que la sociedad intente separarnos. Pero también nos excita. La sensualidad es muy importante: yo quiero que mi guitarra ponga a los hombres los pelos de punta. Todo está relacionado. Hasta los ateos gritan 'ay, Dios mío' cuando se corren".
 
 

Su antipatía por la política y las religiones es manifiesta: "Mi madre me ruega que no critique al Papa pero no puedo olvidar que la Iglesia católica tiene la suficiente riqueza para alimentar durante 100 años a todos los pobres del mundo. Para mí, la política y las religiones organizadas son como la coca-cola: te engañan y no te quitan la sed; si estás en un desierto, lo que necesitas es agua, espiritualidad auténtica. Alá, Jesucristo y Buda son manifestaciones de lo divino que no pertenecen a ninguna institución".
 
 

"Mi música", aclara, "quiere acabar con las tres pes: padrotes, políticos, papas de cualquier religión. Los padrotes son los proxenetas. Mi misión es acelerar la llegada de una nueva mentalidad que nos libre de la prisión en que nos colocan esas tres mafias. No nos queda mucho tiempo, visto el modo en que se está deteriorando el planeta". 

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