El País Digital
Martes 30 junio 1998 - Nº 788
CARLOS SANTANA • GUITARRISTA "No comparto mis dones con corruptos" DIEGO A. MANRIQUE, Madrid
Nuevas canciones
A Carlos Santana le esperaba en su hotel madrileño un bosquejo
de lo que podría ser la portada para su nuevo disco, Mumbo Jumbo.
Será su debú para Arista, compañía que dirige
Clive Davis, el ejecutivo que le fichó para CBS en 1969: "Queremos
que en la radio suenen las nuevas canciones de Santana, no los viejos temas
de siempre. Clive relanzó la carrera de Aretha Franklin y nosotros
tenemos una música igualmente vital y honesta".
Cuando Santana habla en plural, se refiere a sí mismo y a su
esposa Deborah, implicada en la dirección de su carrera pero también
en actividades filantrópicas como las de la Fundación Milagro:
"Ayudamos a mujeres solteras de Tijuana que se quedan embarazadas y son
rechazadas por sus novios y sus familias. Para evitar que vendan drogas
o sus cuerpos, les proporcionamos clases de informática. Se trata
de devolver algo de lo que nos ha dado el público: personalmente
no me interesa tener más carros, más televisores,
más casas".
Carlos Santana, 50 años, asegura que no es una estrella de rock
al uso: "En mis paredes no encontrarás discos de platino ni premios;
todo está empaquetado en mi garaje. ¿Sabes que tienes que
pagar para que te pongan una estrella con tu nombre en Hollywood? Prefiero
el reconocimiento de mis hermanos músicos, que me telefoneen Paco
de Lucía o Wayne Shorter cuando pasan por San Francisco". Ésos
son los verdaderos honores, insiste el músico, no el actuar en actos
supuestamente prestigiosos.
"He rechazado tocar ante tres presidentes estadounidenses", dice Santana.
"La última vez, Clinton quería que animara el final de la
cumbre de los dirigentes latinoamericanos pero no quiero compartir mis
dones con gente corrupta que tiene mucha sangre sobre su conciencia. Tampoco
acepté actuar ante el presidente de México y todavía
no me lo han perdonado".
Su relación con los poderes de su país natal es problemática:
"En los 80 di una rueda de prensa en el Distrito Federal y mis compatriotas
me recriminaron que no tocara géneros mexicanos, 'como el huapango',
perdón, le respondí, la música veracruzana viene de
África por vía de Cuba; la única música verdaderamente
autóctona es la de los zapotecas, los toltecas, los tarahumaras
y demás pueblos indígenas. Se enfadaron mucho".
En su país actual, Santana lleva con orgullo su carácter
de chicano, aunque su castellano sea dubitativo: "Lo que nos ocurre a los
latinos de Estados Unidos es que no diferenciamos entre ser nobles y ser
pendejos. ¡Se aprovechan de nosotros! California dejaría de
funcionar si los hispanos se pusieran en huelga. Las leyes esas del english
first son estúpidas ya que los estadounidenses ni siquiera hablamos
buen inglés. Todos nos necesitamos y es absurdo crear enfrentamientos
entre comunidades".
Mundo chicano
Su carácter de personaje emblemático del mundo chicano
le ha supuesto algunos problemas: "Me arrestaron en el aeropuerto de Houston
por llevar un cigarrillo de marihuana no mayor que un mondadientes y salió
en todos los periódicos. Creo que la cultura occidental no es capaz
de distinguir entre medicinas y drogas", asegura el músico. En su
opinión la mescalina, el peyote, la marihuana son productos de la
tierra que tienen funciones medicinales ya que "nos ayudan a mirar hacia
nuestro interior. Son como un espejo que te revela quién eres. Tu
madre insiste en que cumplas como cristiano, tu padre cree que debes ser
muy macho, tus profesores dicen que seas un ciudadano respetuoso con las
leyes...Muchas personas terminan por no saber quiénes son en realidad.
Esas medicinas permiten que cambies el pellejo, como las serpientes, y
contemples lo que hay de esencia divina dentro de ti. Las drogas son creaciones
humanas que no te liberan sino que te aprisionan. Hay mucha hipocresía
en esto: cuando localizan un laboratorio de cocaína en Colombia,
ves que los narcos usan productos made in USA ", aclara.
El guitarrista contempla con satisfacción el hecho de que se
aplauda la reedición de los tres primeros LP de Santana: "Son discos
excitantes aunque mi mejor música está en Caravanserai
o Wellcome. Fue entonces cuando encontré una voz propia como
instrumentista. El rock es una pequeña alberca mientras que el jazz
es un gran océano; digamos que yo estoy en medio, que nado en un
lago. Ningún músico debe limitarse: yo le digo a mi hermano
Javier Vargas que no acepte que le llamen 'el mejor guitarrista español
de blues'. Él debe tomar mi antorcha y crear algo propio".
Para Santana, los españoles contamos con la ventaja del poso del Islam y eso explica que la música española tenga tanto sabor. "Pasé mis primeros años de ciudad en ciudad y llegué a San Francisco sin una identidad cultural clara; fue allí donde descubrí a un guitarrista húngaro llamado Gabor Szabo, que me sacó de mi obsesión por B.B.King. Era un músico de jazz pero en sus dedos estaba el arte de los gitanos. Para desarrollar algo nuevo, debes tener hambre, fuego espiritual y limpieza de alma. Por eso los brasileños tocan tan buena música y juegan tan buen fútbol". Para Carlos Santana, la música tiene una función espiritual:
"Nos une a pesar de que la sociedad intente separarnos. Pero también
nos excita. La sensualidad es muy importante: yo quiero que mi guitarra
ponga a los hombres los pelos de punta. Todo está relacionado. Hasta
los ateos gritan 'ay, Dios mío' cuando se corren".
Su antipatía por la política y las religiones es manifiesta:
"Mi madre me ruega que no critique al Papa pero no puedo olvidar que la
Iglesia católica tiene la suficiente riqueza para alimentar durante
100 años a todos los pobres del mundo. Para mí, la política
y las religiones organizadas son como la coca-cola: te engañan y
no te quitan la sed; si estás en un desierto, lo que necesitas es
agua, espiritualidad auténtica. Alá, Jesucristo y Buda son
manifestaciones de lo divino que no pertenecen a ninguna institución".
"Mi música", aclara, "quiere acabar con las tres pes: padrotes, políticos, papas de cualquier religión. Los padrotes son los proxenetas. Mi misión es acelerar la llegada de una nueva mentalidad que nos libre de la prisión en que nos colocan esas tres mafias. No nos queda mucho tiempo, visto el modo en que se está deteriorando el planeta". © Copyright DIARIO EL PAIS, S.A. - Miguel Yuste 40, 28037 Madrid |