ÁNGEL GUILLÉN / FERNANDO G. TABOADA
Banderillas. Lo único en el ruedo que conserva las puntas.

Bolsín. Impuesto revolucionario que se cobra impunemente a los novilleros por hacer el paseíllo.

Botinero. Empresario que se pone las botas a costa de los novilleros cobrándoles por torear.

Bravura. Gen recesivo que se está erradicando del toro de lidia dadas las molestias que ocasiona para el despliegue del bello arte del toreo.

Caerse del cartel. Costumbre de ciertos diestros que, al igual que los toros que exigen, se caen por su manifiesta invalidez para lidiar una corrida como Dios manda.

Cajón de curas. Ingenio donde los toros son empotrados antes del embarque para menoscabo de sus defensas, trámite indispensable para la curación de la pitonitis.

Calentar los tendidos. Alboroto organizado por el capitalista para animar al ya triunfalista público e intentar a toda costa que los diestros salgan a hombros.

Califa. Cualquier torero nacido en Córdoba o aledaños (hasta Sabadell).

Capote. Estructura rígida de grandes dimensiones con el que ciertos toreros marean a los toros a base de mantazos.

Cara. Lo que debe tener el toro serio. Lo que tienen los taurinos que se ríen del aficionado.

Carioca. Antiguo recurso excepcional, hoy consagrado y habitual, consistente en acorralar al toro entre el peto y las tablas para así perpetrar el tercio de varas.

Carretón. Especie de bicicleta con pitones cuya embestida es noble y humillada. También se llama así al toro artista, con la salvedad de que éste ya no tiene pitones.

Castoreño. Sombrero de los verdaderos matadores de toros.

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