El País Digital
Jueves
14 mayo
1998 - Nº 741

DICCIONARIO NEOTAURÓMACO

Arte-burladero

ÁNGEL GUILLÉN FERNANDO G. TABOADA
Arte de torear. Según Bergamín, es el arte de birlibirloque. Entendemos birli por aquello de birlar el dinero al aficionado, y birloque porque hay que estar un poco loco para seguir apoyando a tanto torero artista. Será, pues, el arte de engañar, no tanto a un toro en presencia de los aficionados, como al aficionado en presencia de eso que se sigue llamando toro sin serlo.

Asta. Parte desechable de la cabeza del toro. Gracias a la manipulación, las reses se suelen presentar como las banderas: a media asta.

Autorregulación. Solución propuesta por los taurinos para erradicar los problemas de la fiesta. Pasa por eliminar el intervencionismo de la autoridad, pues, aunque en la mayoría de las plazas los presidentes son compinches, todavía quedan palcos rigurosos que se resisten a entrar por el aro del fraude.

Aviso. Toque de clarín cuya finalidad es despertar a los aficionados que se han quedando dormidos durante la larga faena.

Ayudado por bajo. Torero que, para ser incluido en los carteles, ha de ser auxiliado subrepticiamente por algún amíguete poderoso.

Baile de corrales. Guateque en el que los toros son sometidos a la ingesta de drogas. Tales excesos hacen que estos animalitos salten al ruedo dando tumbos.

Bajar la mano. El aficionado podrá bajar las manos una vez que se ha consumado el atraco y no se devuelve el toro inválido.

Bajonazo. Técnica de acupuntura. Consiste en clavar en cualquier parte de la anatomía del toro con el fin de mitigar el sufrimiento del matador a la hora de consumar la suerte suprema.

Banderillas negras. Lo único en el ruedo que, aun siendo negro, conserva las puntas.

Barbear. Si se consulta un diccionario portugués-español, el lector se llevará toda una sorpresa, comprobando que es el verbo que se puede emplear con más frecuencia en este mundo de los toros.

Bolsín. Impuesto revolucionario que se cobra impunemente a los novilleros por hacer el paseíllo.

Bordar el toreo. Eso que la mayoría de los diestros sólo saben hacer en la esclavina del capote.

Bostezo. Manifestación que ha suplantado al "!olé¡" y denota el estado con que el aficionado soporta las faenas plomizas.

Botinero. Empresario que se pone las botas a costa de los novilleros, cobrándoles por torear el impuesto revolucionario llamado treinta y tres.

Bravura. Gen recesivo que se ésta erradicando del toro de lidia, dadas las molestias que ocasiona para el despliegue del bello arte del toreo, quedándose así el toro en mera fachada (aunque la mayoría de las veces ni eso).

Brindis. Único momento del último tercio en que el matador clava las zapatillas, se estira y corre la mano.

Burladero. Valla que comunica el callejón con el ruedo, cuyo cometido originario fue el de refugio y ahora tiene como función más frecuente estrellar al toro.

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