El País Digital
Sábado
6 junio
1998 - Nº 764

DICCIONARIO NEOTAURÓMACO

Plaza partida - Rematar

ÁNGEL GUILLÉN / FERNANDO G. TABOADA
Plaza partida. División del ruedo en dos semicírculos para celebrar a la vez dos festejos. El aliciente es que las vueltas al ruedo duran la mitad.

Plaza portátil. Plaza cuya peculiaridad estriba en que la puerta de cuadrillas coincide con la puerta grande, por lo que las figuras van encantadas, con la seguridad de que salen siempre por la puerta grande.

Plaza de toros. Sucursal bancaria a la que el torero puede acudir a sacar dinero.

Presidente. Delegado de la empresa y los apoderados en el palco. Por más que represente a la autoridad, ni vela por los intereses del público ni permite ejercer a los veterinarios sus funciones, entrometiéndose en reconocimientos y aprobando las reses que los taurinos prefieren.

Pretemporada. Periodo de relax para el torero comprendido entre el final de una Feria de San Isidro y el principio de la siguiente.

Puerta de arrastre. Aquélla por la que salen los toros a rastras. También conocida como puerta de toriles.

Puerta grande. Salida principal de la plaza. Única puerta cuya cerradura nunca se corroe ni se atranca, dada la frecuencia con que se abre a cualquier diestro que quiera costearse un capitalista.

Puyazo. Intento frustrado de descordar al toro.

Quite del perdón. Suerte por la que un torero de arte, apenas con un par de lances, logra la absolución por su mala tarde, por sus últimas actuaciones desastrosas o por varias temporadas pegando petardos.

Rabo. Única parte del toro con movilidad.

Rayas de picar. Círculos concéntricos pintados sobre el ruedo que sirven a los toreros para orientarse y delimitar el terreno para hacer la faena, eligiendo preferentemente el espacio entre éstas y las tablas. Asimismo, su nombre sugiere que en un pasado hayan podido relacionarse con la suerte de varas. La falta de pruebas nos impide asegurarlo.

Reconocimiento. Capítulo importante en el prólogo de la corrida. Consiste en averiguar por parte de los veedores si las reses que se desembarcan son las mismas que ellos habían escogido y arreglado en el campo.

Récord. Desafío que se marcan los diestros para sumar más corridas que nadie, a ver si así la historia del toreo se acuerda de ellos, pues su vulgaridad no les permite otra entrada más digna.

Reglamento. Código lleno de puertas abiertas al fraude cuyas normas son raramente respetadas por los profesionales de la fiesta y excepcionalmente sancionadas por la autoridad. Excusa de los presidentes para disimular su incompetencia, que consiste en decir que «el público se ha divertido», como si el primer artículo de este reglamento rezara: «En el caso de que los asistentes lo hubieren pasado bien, los artículos que vienen a continuación pierden toda vigencia».

Rematar. A) en tablas: lo que el toro haría si tuviera pitones; b) la faena: lo que hace el diestro para quitar la poca vida que le queda al toro; c) los carteles: lo que hace el empresario para que el clavel inunde los tendidos; d) una tanda: abrochar una serie de muletazos. Lo que debe ser un cierre se suele convertir en una nueva tanda, por ejemplo, cuando dos derechazos se rematan con tres o cuatro pases de pecho.

© Copyright DIARIO EL PAIS, S.A. - Miguel Yuste 40, 28037 Madrid