Raining Backwards
Original text of story: Page 12 of 13
  
 
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    El tiempo ha pasado con fugacidad, y la marea ha subido y bajado miles de veces desde aquel día en que abuela se marchó. Miles también han sido las veces que me he acercado a la marina para tan sólo mirar hacia el sur y beber un trago de coñac. 
    Hace una semana, por primera vez, vi que llovía al revés, y sorprendido llegué a comprender que los conejos, en realidad, no ponen huevos. Pensé en ella y comprendí que mi hora ya se avecinaba. Se lo dije a mi nieto y me respondió que seguramente había bebido demasiado café.      
    Instintivamente, fui al viejo baúl y allí encontré la ya amarillenta carta de navegación que años atrás había utilizado para trazar la ruta que había seguido. La comencé a estudiar afanosamente. Quería desembarcar en el mismo sitio donde ella lo había hecho. De pronto comprendí que las flechas que indicaban la dirección de la corriente apuntaban hacia el noreste y no hacia el sur, como había creído. La había leído al revés. Un hondo pesar me recorrió el cuerpo. Entonces, me la imaginé congelada con su vestido de luces en harapos y el parasol destelado, muriendo sola como una vieja vikinga tropical, envuelta en un témpano de hielo frente a las costas noruegas.

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