Después de desplumadas
y vaciadas las codornices, se les recogen y atan las patas, para que conserven
una posición graciosa mientras se ponen a dorar en la mantequilla,
espolvoreadas con pimienta y sal al gusto.
Es importante que se desplume
a las codornices en seco, pues el sumergirlas en agua hirviendo altera
el sabor de la carne. Este es uno de los innumerables secretos de la cocina
que sólo se adquieren con la práctica. Como Rosaura no había
querido participar de las actividades culinarias desde que se quemó
las manos en el comal, lógicamente ignoraba éste y muchos
otros conocimientos gastronómicos. |