Lo único que tenían en ese momento
era codornices, así que decidió alterar ligeramente la receta,
con tal de utilizar las flores.
Sin pensarlo más salió al patio y
se dedicó a perseguir codornices.
Después
de atrapar a seis de ellas las
metió a la cocina y se dispuso a matarlas, lo cual no le
era nada fácil después de haberlas cuidado y alimentado por
tanto tiempo.
Tomando una gran respiración, agarró
a la primera y le retorció el pescuezo como había
visto a Nacha hacerlo tantas veces, pero con tan poca fuerza que la pobre
codorniz no murió, sino que se fue quejando lastimeramente por toda
la cocina, con la cabeza colgando de lado. ¡Esta imagen la horrorizó!
Comprendió que no se podía ser débil en esto de la
matada: o se hacía con firmeza o sólo se causaba un gran
dolor. En ese momento pensó en lo bueno que sería tener la
fuerza de Mamá Elena. Ella mataba así, de tajo, sin piedad.
Bueno, aunque pensándolo bien, no. Con ella había hecho una
excepción, la había empezado a matar desde niña, poco
a poquito, y aún no le daba el golpe final. La boda de Pedro con
Rosaura la había dejado como a la codorniz, con la cabeza y el alma
fracturada, y antes de permitir que la codorniz sintiera los mismos dolores
que ella, en un acto de piedad, con gran decisión, rápidamente
la ultimó.
Con las demás todo fue más fácil.
Sólo trataba de imaginar que cada una de las codornices tenía
atorado un huevo tibio en el buche y que ella piadosamente las liberaba
de ese martirio dándoles un buen torzón. Cuando niña,
muchas veces deseó morir antes que desayunar el consabido y obligatorio
huevo tibio. Mamá Elena la obligaba a comerlo. Ella sentía
que el esófago se le cerraba fuerte, muy fuerte, incapaz de poder
deglutir alimento alguno, hasta que su madre le propinaba un coscorrón
que tenía el efecto milagroso de desbaratarle el nudo en la garganta,
por la que entonces se deslizaba el huevo sin ningún problema.
Ahora se sentía más tranquila y los siguientes pasos los
realizó con gran distreza.
Tal parecía que era la misma Nacha la que
en el cuerpo de Tita realizaba todas estas actividades: desplumar las aves
en seco, sacarles las vísceras y ponerlas a freír.
Preguntas
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